SIX.BY SEVEN. En Segunda división
"The Things we make, they have no use, but they have the most beautiful shape". Así de explícito es Chris Olley en los primeros compases del debut del quinteto Six by seven. Un par de años antes, en 1996, un A&R de Geffen les ofrece un contrato de 2000 dólares despúes de un concierto, aunque más tarde se echan atrás en la oferta, poco después fue un ojeador de Beggars Banquet quien les ayuda a sacar un single con European Me, Candlelight, Brilliantly Cute y For You.
Este sería su sello hasta el 2002.
"The Things we make, they have no use, but they have the most beautiful shape". Así de explícito es Chris Olley en los primeros compases del debut del quinteto Six by seven. Un par de años antes, en 1996, un A&R de Geffen les ofrece un contrato de 2000 dólares despúes de un concierto, aunque más tarde se echan atrás en la oferta, poco después fue un ojeador de Beggars Banquet quien les ayuda a sacar un single con European Me, Candlelight, Brilliantly Cute y For You.
Este sería su sello hasta el 2002.
Por primera vez en su carrera la banda tiene que sortear un bache, puesto que la idea de pertenecer a un sello como Geffen suponía una inmejorable carta de presentación que además, bien les podía llevar a tener éxito. Pero, por contra tuvieron que "conformarse" con una casa más modesta, pero que si puede presumir de algo es de contar con un buen catálogo y respetar el trabajo de sus bandas.
"The things we make" (Beggars/Mantra Rds,98) se hace un hueco en los medios y las críticas les sitúan en algún lugar perdido entre Girls Against Boys, Spiritualized, Mogwai o Placebo. Y no es para menos. Estas 10 canciones consolidan uno de los estrenos más prometedores en la aburguesada escena del ya por aquella época pestoso britpop. "European Me", la que puede ser su mejor canción, recorre en 7 minutos caminos elípticos bajo un guitarra que hace de dormidera, conducida por una base ritmica tensa y medida. Lo suyo son destellos melódicos arropados por esporádicas explosiones eléctricas. Lo siguen en la cara A del conjunto "Candlelight" y "For You", dos singles magnéticos, la primera con un ritmo y guitarras afiladas en estado de gracia, y la segunda que es quizás la más pop del lote, una preciosidad dedicada al oyente. A continuación "Spy Song", con un ojo en el Kraut y con un saxo esquizoide que cabalga acompañando al oyente hacia pasajes mas reposados. Hipnótica.
He aquí la clave de Six By Seven, el inteligente uso de distintas intensidades dejándose de efectismos y con un rigor melódico y cuidados desarrollos de guitarra a veces secundados del hammond. Porque a ellos les gustan experimentar, pero no se van por las ramas, son concisos, no olvidemos su admiración por Can. "Brilliantly Cute" y "Something Wild", son dos pruebas más de su incomparable capacidad como domadores del sonido. En la última fase del álbum se sacan "Oh! Dear" y ya no hay quien no se rinda a su encanto. "88-92-96" y "Comedown" dan carpetazo al debut más esperanzador por esas fechas. Su cima artística.
En un año, graban dos Peel Sessions, tocan en Reading, en Glastonbury, acompañan a gente como Delgados, Manic Str. Preachers, Placebo, y gente como Flaming Lips les hacen mezclas adicionales a sus canciones.
Justo dos después, en 2000, repitiendo en Beggars/Mantra sacan el maravilloso "The Closer you Get". Toda una confirmación para la banda. No son los más grandes de Inglaterra, pero pueden presumir de tener a sus pies a la crítica del país. El Lp comienza con dos misiles de poca duración, pero de mensaje directo, eres lo que comes y Lenny, Bruce Lee, Marvin Gaye con el buen estado del rock Inglés representado por unos Six By Seven que mantienen el listón a muy alto nivel. Lo certifican con la joya "10 places to die" o "New Year". Y de nuevo alguna que otra meseta reposada de esas que se les dan tan bien, "One easy ship away", "England and a broken Radio" y "100 & Something Foxhall Road", también hay progresiones desde la tranquilidad al caos en "Overnight Success" o "My Life is an accident". Por contra, "Don´t Wanna stop", y "Slab Square", mantienen el riesgo frenético a altas velocidades. Y para colmo, experimentan con cuerdas y d&b en la maravilla que es "Another Love Song". A la altura del anterior trabajo.
Dos años más tarde aparece "the way I feel Today" (Mantra Rds, 02), y de manera inmejorable."So close" crece a base de un teclado en tensión y estalla convirtiéndose en una emotiva declaración de amor. Algo ha cambiado sin embargo, con "I.O.U. Love", caemos en la cuenta de que Sam Hempton, la guitarra con la que la banda llegaba más lejos, ha dejado a Six by seven y este disco trata de disimular su ausencia.
La citada "I.O.U. Love" y "All my new best friends" demuestran que bases y cuerdas pueden arropar su lado más intimista y dar buenos resultados.
Si por algún momento creíamos que a estos chicos se les había acabado el fuelle, te abofetean justo a continuación con "Flying for freaks" y "Speed is in Speed is out" para quitarte las tonterías de la cabeza. Aquí no pueden faltar acelerones eléctricos, o reflexiones como en la intensa "Karen O", de un hammond axfisiante, y singles incontestables (¿alguien lo dudaba?) como "American Beer". Y para despedirse cuatro nuevas píldoras de su toxicidad.
En general es un disco de muy buen nivel, y pese a tímidos intentos de ampliar su horizonte musical, se le puede achacar algo de irregularidad por momentos. Casi puede llegar a asaltar la duda de que se les estuviesen agotando las ideas.
No es de extrañar que el desgaste que arrastra la banda, que no ha parado en 5 años, acompañado al poco éxito de ventas, llevaran a Hempton a salir de Six.by Seven. De hecho, el siguiente en seguir el camino de este, será el bajista Paul Douglas, que abandona el barceo tras “The way I feel today”. Debe dar una gran impotencia saber que tienes tres discos muy bien valorados en el mercado y que, sin embargo, no llegas más que a oídos de pequeñas minorías. Pese a todo, se les pudo ver en Benicassim, y de nuevo, pasan por el estudio de John Peel, para grabar otra tanda de canciones en las famosas sesiones del fallecido periodista.
Ya como trío, y desde su propio sello (SNSM rds.), sacan, en 2004, "04". Previamente, sirven de adelanto el single "Bochum" y una mezcla realizada por Dave Fridmann para "ready for you now", ambas incluidas en el disco.
Y, pese a los malos presagios que se les suponían, se trata de un álbum enorme.
Ahora utilizan todas sus armas, haciendo un uso mucho más protagonista de la electrónica (como en las instrumentales "lude", "lude II" y "Hours"). Las bases crean el marco perfecto sobre el que disponer guitarras, cambios de intensidad, muros de sonido o remansos de paz. Aún así, no dejan de ofrecer medios tiempos gloriosos como en la preciosa "There is a ghost" o en "Sometimes I Feel Like" (que desde su inicio a lo "European me" se intuye inflamable pero que cuando explota no tienes a donde agarrarte de la sacudida). En la mencionada "Bochum" se encuentra su particular versión de New Order, en la krautniana “Leave me alone” crece la angustia rítmica y por último, ya que a estos chicos no se les escapa nada, nos vuelven a recordar, a alturas de revivales, que su rock es el mejor salido en Inglaterra en años ("Catch the rain", "ocean", "say that you want me"...).
Six.by seven anuncia su disolución efervescente en 2005, no sin antes despacharse sacando tres álbumes dispersos de estudio, el oscuro y altamente recomendable "Artists cannibals poets thieves" y los menores "Left Luggage At The Peveril Hotel" y "Club Sandwich at The Peveril Hotel". Graban su última (quinta) Peel Session justo tres días después de la muerte de John Peel, a petición de este.
Recientemente se reunieron con ayuda de Ady Fletcher al bajo, Tony Doggen (de Spiritualized, Julian Cope) a la guitarra y Mr. E a la batería, que sustituye a Chris Davis, debido a su rechazo a volver. Prometen nuevos conciertos en este 2007.
La pregunta es: ¿Harán justicia al verdadero mérito de la banda o pasará sin pena ni gloria como ha sucedido con su discografía?
La respuesta a mi juicio, es que Six.by seven son uno de tantos grupos ignorados por la multitud que se convierten en secretos disfrutados con fervor por reductos enajenados en medio del inmundo mercado musical.
Disfrutado por inconscientes como yo, que soy capaz de perder una noche y las que hagan falta para tratar de hacer justicia al gigantón Crhis Olley y los suyos, porque Six.by seven representan el riesgo y la búsqueda en el rock, característica de la que adolece en su mayoría la música rock pastiche de este maldito nuevo siglo y milenio.
Hay veces que en Segunda se juega mejor fútbol que en Primera. Aunque es un coñazo no poder ascender de categoría,
o sino pregúntale a los tres supervivientes de Nothingham
Zeta
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