JUSTIN TOWNES EARLE - The Good Life
(Bloodshot, 08)
(Bloodshot, 08)
Seguimos recopilando alguno de los discos que, muy a nuestro pesar, dejamos fuera en la colecta del pasado año y nos acercamos así al universo particular de una de las figuras llamadas a ocupar con dignidad la no menos honrosa papeleta de Songwritters del siglo XXI: Justine Townes Earle.
Se trata ni más ni menos del hijo de Steve Earle.
Quien no conozca la carrera de este hombre tiene una deuda pendiente con esta santa (¿?) casa...
No sería justo hacer de esta reseña uno de esos juegos comparativos tipo encuentra las 7 diferencias entre padre e hijo. No sería justo, puesto que siempre que emprendemos tal empresa, terminamos por caer en los mismos tópicos, cuando no en la más atroz de las diatribas.
¿Es el apellido una cruz o una suerte para el autor? ¿Acaso una garantía?
Ninguna de estas cuestiones debe desviar la atención del inquieto consumidor musical. Mejor que los prejuicios no sean una barrera y nos lancemos directamente a escuchar la propuesta, con los oídos bien abiertos, que ya habrá tiempo de juzgar.
En el caso que nos ocupa, bastan un par de escuchas para afirmar que The Good Life es un debut tan prometedor como encantador. Justin no sólo recuerda a su figura paterna, sino también al mismo Townes Van Zandt, a Hank Williams o al mejor Jay Farrar.
Country de fina factura, insultántemente maduro (¡a sus 26 años!) y delicado. No obstante, la existencia de este joven, natural Nashville, ya le ha dejado alguna que otra cicatriz (tuvo una seria adicción a las drogas antes de cumplir la veintena) como para parecer mayor de lo que realmente es.
La inicial "Hard livin' " abre el album de manera excelente. Con actitud y talento sobre el tapete desde el primer acorde de piano, para perpetrar una tonada esperanzadora que, junto con la siguiente "The Good Life", se ayuda del violín para dejar fuera de toda duda su potencial.
Con la comedida "Who am i to say" y, sobre todo, con la honesta "Lone Pine hill", al más puro estilo del último Johnny Cash, gana enteros como compositor serio y mayúsculo. Todo esto sin exceder los 3 minutos por tema, para qué más.
El aroma burrito de "South Georgia sugar babe" y (la maravillosa) "What do you do when you´re lonesome" mantienen el pulso de country ligero, dejando para más tarde la instrospección, a favor de un festivo buen gusto que todos celebramos.
A partir de aquí, Justin coescribe con Scotty Melton, de nuevo arropado por los omnipresentes, y siempre acertadísimos, arreglos de piano y violín, temas que gustoso hubiera firmado Steve ("Turn out my lights", "Lonesome and me").
Pero es que a este disco no se le ven costuras, no hay relleno. "I´m glad I´m leaving" es otra divertida joya bañada en slides y salpicada de un banjo estupendo. Y para cerrar, una preciosa balada que a servidor le recuerda al Van Morrison más íntimo, el del folk ensoñador (como acompañado por The Band, como en The Last Waltz...¡qué bonita eres!), "Far away in another town". Inmejorable manera de dar carpetazo a una gozada de album que se escucha del tirón varias veces.
Si hiciera hoy mi lista del año 2008, The Good Life estaría, como poco, en el Top 5.
Mañana Dios dirá...
A seguir muy de cerca la pista de este hombre. La saga Earle promete.
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