Este artículo ha sido rescatado de la web plazapublica.info
13 de Agosto de 2006
13 de Agosto de 2006
Buena noche la que pasamos en Dos Torres.
Unas 200 personas nos dimos cita en la plaza de toros.
¿Qué esperaría usted de un concierto donde los músicos tienen más de 30 años de experiencia y contrastado talento ?
A ver, sonido impecable, máxima conjunción instrumental y perfecto control de la situación arriba y abajo del escenario.
Exacto, ha acertado punto por punto.
Viejos zorros estos Canovas, Rodrigo , Adolfo y Guzmán. Y ya se sabe que más sabe el diablo -o el zorro, qué más da-, por viejo que por diablo. Saben que los que les van a ver son como de la familia, y así se comportan, como si estuvieran cantando cualquiera noche de verano ante los amigos. Pero de una forma estudiada y premeditada, hasta en la disposición en el escenario, no nos engañemos, ¿o es que alguien pensó que los chistes de Cánovas no estaban escritos en el guión?
Estuvieron impecables, como no podía ser de otro modo, aunque esos espacios entre canción y canción tan largos y comentados rebajen el nivel de tensión y continuidad que todo concierto debe poseer. “Piel Trigueña”, “Sólo pienso en ti” y “Señora azul” , por nombrar sus emblemas, fueron ejecutadas de manera exquisita, rotunda, y del resto del repertorio destacar ese blues que dio comienzo y cerró el espectáculo a la manera Neil Young, su Rockin’ in the free world particular.
Fuera de lo estrictamente musical, las casi dos horas que duró la actuación certificaron varias cosas: Que estábamos no más de 200 personas, que quienes manejan los hilos son Rodrigo y Guzmán, que a Cánovas le falta voz aunque sea bueno contando chistes, que hay demasiados piques entre ellos, que Guzmán abusa de las gracias pese a ser un músico excepcional y que Guzmán, otra vez él, estuvo insolente y maleducado cuando Adolfo estaba dándole las gracias a Alejandro López Andrada por su amistad de fan incondicional y por haberles llevado a Dos Torres.
No llegó a ser la noche histórica que anunciaba eufórico Alejandro antes del concierto, para eso deberíamos estar en 1973, pero fue una buena noche, excelente por momentos, disfrutando de un grupo ya clásico de la música en España. Yo repetiría, pero ¿y ellos?
Groovieland
Unas 200 personas nos dimos cita en la plaza de toros.
¿Qué esperaría usted de un concierto donde los músicos tienen más de 30 años de experiencia y contrastado talento ?
A ver, sonido impecable, máxima conjunción instrumental y perfecto control de la situación arriba y abajo del escenario.
Exacto, ha acertado punto por punto.
Viejos zorros estos Canovas, Rodrigo , Adolfo y Guzmán. Y ya se sabe que más sabe el diablo -o el zorro, qué más da-, por viejo que por diablo. Saben que los que les van a ver son como de la familia, y así se comportan, como si estuvieran cantando cualquiera noche de verano ante los amigos. Pero de una forma estudiada y premeditada, hasta en la disposición en el escenario, no nos engañemos, ¿o es que alguien pensó que los chistes de Cánovas no estaban escritos en el guión?
Estuvieron impecables, como no podía ser de otro modo, aunque esos espacios entre canción y canción tan largos y comentados rebajen el nivel de tensión y continuidad que todo concierto debe poseer. “Piel Trigueña”, “Sólo pienso en ti” y “Señora azul” , por nombrar sus emblemas, fueron ejecutadas de manera exquisita, rotunda, y del resto del repertorio destacar ese blues que dio comienzo y cerró el espectáculo a la manera Neil Young, su Rockin’ in the free world particular.
Fuera de lo estrictamente musical, las casi dos horas que duró la actuación certificaron varias cosas: Que estábamos no más de 200 personas, que quienes manejan los hilos son Rodrigo y Guzmán, que a Cánovas le falta voz aunque sea bueno contando chistes, que hay demasiados piques entre ellos, que Guzmán abusa de las gracias pese a ser un músico excepcional y que Guzmán, otra vez él, estuvo insolente y maleducado cuando Adolfo estaba dándole las gracias a Alejandro López Andrada por su amistad de fan incondicional y por haberles llevado a Dos Torres.
No llegó a ser la noche histórica que anunciaba eufórico Alejandro antes del concierto, para eso deberíamos estar en 1973, pero fue una buena noche, excelente por momentos, disfrutando de un grupo ya clásico de la música en España. Yo repetiría, pero ¿y ellos?
Groovieland
1 comentario:
En Granada hace muy pocas semanas, repitieron. Esperemos que no sea la última...
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