sábado, 23 de junio de 2007

CRÓNICA: TERRITORIOS '07

TERRITORIOS '07

Esta no es una de esas crónicas al uso. Mas bien, digamos que se trata de otra de nuestras crónicas de conciertos. De esas en las que suceden tantas cosas rescatables durante el evento en sí, como antes o después de él. La percepción que da dejar pasar unos días me permite recordar cada momento como lo que verdaderamente fue, pero ¡Ay, amigos lectores!, también debido a mi tardanza por narrarles lo sucedido en Sevilla aquel día, seguro que se me escapa algún detalle jugoso...
La capacidad selectiva de recuerdos en mi cabecita es una parcela en la que no puedo entrar ni salir.

Después de una noche más que movida (por bailonga, no temáis), y pasada la resaca a duras penas, nos dirigíamos hacia el Monasterio de La Cartuja de Sevilla, Med Vega, Sithbass, Arsenio Lupin y uno mismo.


Inquietos por lo que nos deparaba el destino, pero tranquilos porque íbamos con tiempo de sobra, pudimos comprobar el vergonzoso estado que presentan algunos de los pabellones o recintos que albergaron hace ya la Expo de Curro.
Y, después de ver a los HAG´s, llegamos a la entrada del Monasterio.
Privamos algo para pasar el rato, charlamos, nos fuimos animando, cómo no!, con lo que había que ver allí esa noche y por 15 malditos euros, no podíamos sino estar de celebración.

Una vez dentro, nos dimos un paseo por el Monasterio para situar los escenarios y no perdernos demasiado.
Esta 10ª edición del festival Territorios ha disfrutado de una organización excelente (la única pega, el estado "vomitivo" de los aseos...) y ha recorrido la ciudad pasando por tantos estilos como escenarios durante todo un mes. Organzida por el Ayuntamiento de Sevilla, oigan!

Pero nosotros lo teníamos claro. No nos moveríamos demasiado del escenario principal.

Por fin aparecieron en escena, con impuntualidad británica, Echo and the Bunnymen. O lo que es lo mismo, la voz Ian McCulloch + la guitarra de Will Sergeant. Hace años que los de Liverpool vienen dignificando su madurez musical con obras más que respetables (Flowers, What are you going...?), Ian y Will se han reinventado bajando el tempo y adquiriendo matices más cercanos, menos incómodos y más cálidos. Pero en directo, saben muy bien lo que tienen que hacer.

Llegado a este punto es cuando más empiezan a flaquear mis recuerdos, tengo flaxes, sensaciones, miradas cómplices entre nosotros...
Tocar "Show of Strength" a estas alturas, y hacerlo como si no hubieran pasado los años por ellos, sólo se puede calificar de regalo. Ian estaba inquieto, balbuceaba entre canción y canción un español muy excueto pero sorprendemente andalúh. La guitarra de Will seguro que ha vivido épocas mejores, pero puedo defender que por momentos sonaba tan afilada como yo no la creía capaz a sus añitos...

También rescataron "The Disease" de su segundo album (Heaven up here), y no os puedo garantizar que mi cuerpo siguiera en ese momento pisando suelo terrestre.
Recuerdo "Lips Like Sugar", "The Cutter", "Bring on the dancing horses", "Nothing last forever"... también presentaron parte de su último y excelente Siberia (·incluyendo "Everything kills you"...) y cómo no, "The Killing Moon", la que es su canción bandera. Impagable.
Supongo que no es necesario decir nada acerca de mi devoción por Echo and the Bunnymen, porque salta a la vista. Yo y mis acompañantes concidimos en que por el simple hecho de verles en persona valía la pena gastar la entrada...pero es que encima, y pese a que la banda por momentos parecía tocar el repertorio con el piloto automático puesto, si a la pareja que lidera el equipo le da por versionar "Walk on the wild side" no podemos ponerles muchas pegas.

Aprovechamos el descanso para ir la barra ....nuestra sorpresa vino cuando nos cruzó al lado el pequeño Stuart Braithwaite (algo así como el líder de los escoceses).

Pero no había tiempo para más pausa, porque comenzaban los Violent Femmes.

Gordon "Gordito" Ganno se presentó así (como han leído, para adelantarse a la típica coña con su nombre..) y dió el pistoletazo de salida al directo con su debut como principal protagonista. Nuestra posición no era la más propicia para percibir la que estaba liando el trío de Milwaukee en escena, así que a modo de protesta nos pusimos a saltar y a bailotear todo lo que oíamos. Como antaño, Gordon mantiene la voz en perfecto estado, Brian Ritchie deja lelo al personal con su dominio a las cuatro cuerdas y Victor de Lorenzo no para quieto (de pie) alrededor de sus tambores.
Empezaron con "Blister in the sun" y la peña enloqueció. Y de ahí en adelante su festín folkrockero hizo las delicias de la plebe indie ("Please do not go", "Gimme the car”, "Promise", "Prove my love", “American music”, “Jesus walking on the water"...).
El trío se hizo sexteto sin apenas darnos cuenta, banjo, percusiones y, a destacar, la presencia del saxofonista Dick Parry (Pink Floyd). Casi nada...
Se despidieron con la gloriosa "Add it up".

Al acabar la verbena de las "féminas" nos colocamos estudiadamente en una posición bastante aceptable, para presenciar la descarga sónica de la noche, tampoco demasiado cerca fuéramos a pollas...y quedarnos sordos.


Comenzaron el concierto con "Superheroes of BMX". Tema perteneciente al Ep+6 que editaran allá por el 99. El inicio fue bastante hipnótico y reposado, pese a que el personal les pedía más fuerza ("Dejádme soooordoooo!!!" se oía decir a pocos metros de nosotros..). "Hunted by a Freak" y "You don´t know Jesus" elevaban la intensidad y el público empezaba a dejarse llevar. Ese mismo día el Celtic de Glasgow había ganada la liga escocesa y Mogwai iban a celebrarlo a su manera. Lo mejor de la actuación fue su repaso a "Mr. Beast", su último disco. Cayeron "Travel is dangerous", "Team Handed" y "Friend of the night", pero las que verdaderamente alentaron a las masas fueron "Glasgow Mega Snake", espectacular y "We´re no Here".
Llegado a ese punto de máxima intensidad, cuando a Stuart y John se les suma la guitarra de Barry, es cuando dan el salto de volumen que les separa del resto de bandas del planeta. Ese punto en el que atronan, incomodan, zumban, y te dejan el oído bastante perjudicado. Pero, además, para el que firma esto, supuso el punto de mayor gozo de su actuación, casi un orgasmo vaya...



Y de ahí al final, cuando soltaron las guitarras para modular y retorcer sus pedales, terminando así con un ruído estridente de cojones para decir adiós a una noche redonda.


Finalmente abandonábamos la Cartuja con una sonrisa de oreja a oreja (sordas aún estas últimas), pero con la sensación de que nos habían pegado una paliza.

Supongo que ahora entendéreis la tardanza en hacer esta crónica...



Zeta

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues sí. Yo también tuve la oportunidad de verlos el año pasado en Málaga y "chapó". Ian no paraba de fumar, pero todavia conserva su voz en forma, perenne con sus gafas de sol. Por otro lado queria comentarle al administrador si puede hacer referencia en éste blog sobre el Festival Encina Rock. Todo el apoyo es poco. La web es www.encinarock.com
Agradecidos.