viernes, 5 de octubre de 2007

DISCOGRAFÍA RECOMENDABLE. PANDA BEAR/ANIMAL COLLECTIVE

PANDA BEAR - Person Pitch (Paw tracks, 07)

En este segundo trabajo en solitario de Panda Bear se advierte el enorme potencial del 25% del Colectivo animal. Musicado basicamente recogiendo sonidos en sampler y haciendo abuso de la repitición, consigue llevar muy lejos al oyente.

De nuevo se repiten las referencias a Brian Wilson en todas sus reseñas. Y pese a que el autor esté cansado de escuchar ese nombre al hablar de Person Pitch, no puedo evitar escuchar este disco sin que me remita a una especie de caleidoscopio Beachboyniano en el que se retuercen Brian y compañía.
La grandeza de Animal Collective en general, y de Panda en particular, reside en que los logros que consiguen como fruto de su experimentación tienen un acabado sumamente concreto y reconocible. Lo que en otros casos proviene del virtuosismo más ególatra o del onanismo instrumental (y acaba resultando un tostón infumable), en el suyo se origina desde un puzzle disperso a base de muestras de sonidos como cantos de pájaros, silbidos, ritmos digitales, instrumentos irreconocibles, y una amalgama de voces que cobra vida en conjunto y recorre terrenos tan oníricos como placenteros.
Como le ha sucedido a otros por ahí, se ha convertido en la banda sonora ideal de mi verano del 2007.

ANIMAL COLLECTIVE - Strawberry Jam (Domino, 07)

Vuelve el cuarteto más alucinante y alucinado del continente americano con su séptimo trabajo, Strawberry Jam, primero editado al amparo del prestigioso sello Domino.

A la primera escucha desprende una sensación parecida al Person Pitch, y aunque menos repetitivo que este, termina por perfilarse como el album más homogéneo de su trayectoria. Y decir eso, en el caso de los neoyorkinos, no significa que estemos ante un disco lineal, más bien ni de coña. Son Animal Collective, y eso significa de alguna manera que su carrusel particular aparecerá cuando menos te lo esperes.
Para entendernos, esta mermelada es tan dulce como ácida, pero se hace más degustable que sus entregas anteriores por varios motivos: el primero es que han eliminado todo rastro de folklore campestre de ese que, a mi juicio, reducía sus posibilidades y acababa agotando al oyente en Sung Tongs; por otra parte, evitan el abstracismo de la segunda mitad de Feels y mantienen al oyente despierto durante todo el disco a base de entretenimiento puro y duro. Las canciones (anti-singles) son atracciones de feria con melodias festivas pasadas de rosca.

Su oferta sicodélica para el siglo XXI en esta entrega está repleta de ritmos frenéticos (los cascabeles y timbales son una de sus señas) y arreglada a base de samplers. Han alcanzado un sonido único que ya no se parece a nadie, ¿quién habla ahora del rastro de Mercury Rev? Si los Beach Boys hubieran mezclado el ácido con el éxtasis habrían imaginado Strawberry Jam.

Cuckoo cuckoo

Por Zeta

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