martes, 6 de noviembre de 2007

CRÓNICA: THE SHINS à La Cigale, Paris (05-11-07)

Un lunes feliz


En Serie B nos encantan los Shins, son una de esas pequeñas joyas capaces de alegrarte un día. Una banda sólida, elegante, enérgica, con clase y sobre todo con unas canciones que son temazos saturados de belleza.

Con mucha suerte, como de costumbre, tuve la oportunidad de asistir a una noche mágica. Una banda en plena forma, en su mejor momento tras un tercer disco imprescindible (Top 3 del año seguro para el que escribe) y con tal colección de preciosidades pop en su impoluta carrera que no me tiembla el pulso en señalarlos como los mejores herederos posibles de R.E.M.


Los de Albuquerque abrieron con Sleeping Lessons y continuaron con Kissing the Lipless y New Slang. Con semejante comienzo quien no se derritiese en la sala como un azucarillo en un tazón de chocolate caliente es que no tiene alma. La audiencia francesa no se caracteriza por su “buen rollísmo” precisamente, pero según iban cayendo canciones la gente se mostraba más amable, dejándote un espacio para ver mejor incluso, pero al fin y al cabo son como son e hicieron un pogo al ritmo de Australia, cima de la noche, que enlazaron con Turn On Me, los dos himnos pop más celebrados por un servidor en lo que va de año, canciones perfectas, de una calidez y belleza propia de otras épocas, ¿he oído Love? Pues quizás, si se drogasen poco les faltaría. Le dieron un repaso casi por completo al Chutes Too Narrow y no se dejaron ni uno solo de los highlights de su Oh, Inverted World y su reciente Wincing the night Away. Mercer tiene un regalo de dios como voz y la banda son una suerte de amigos de esos de toda la vida, de los que seguro te ponen un par de euros cuando quieres piyarte un cd. Una austera puesta en escena, nada de alardes, solo unos colegas muy profesionales dándolo todo y canciones para descongelar el frío corazón de Gargamel, ¿se puede pedir más?


Pues en los bises lo dieron. Tras desaparecer unos minutos el grupo volvió y se marcó una versión del Breathe de Pink Floyd (con reprise incluído) que dejó a todo cristo por los suelos. Tremendo es poco, me acordé en ese instante de uno de mis mejores amigos, que no está pasando por buenos momentos precisamente y cuyo amor por Pink Floyd es equiparable al mío por Black Sabbath o los Kinks, compañero, ánimos, seguro que el sol saldrá algún día y tendremos cerveza fría. Un abrazo a ti y una ostia a quién corresponda.


Un lunes feliz, cargado de buenos sentimientos aunque pocos alimentos, espero que el jueves sea otro lunes feliz...



por
Med Vega (Remember, remember, the 5th of november)

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