AMERICAN MUSIC CLUB
Divan du Monde
Fecha exclusiva en Francia, ese reclamo sirvió para acercar a no muchas personas al Divan du Monde a presenciar una buena actuación de los American Music Club.
El grupo de San Francisco ofrece lo que tiene, un buen puñado de canciones que son obra y gracia de Mark Eitzel, un letrista como la copa de una secuoya californiana (admito que jamás he visto una pero como tienen un disco que se llama California, en fin...)
Un Eitzel excesivamente comunicativo restó bastante intensidad a sus canciones, entre tema y tema una historia, haciendo del show más una especie de “Storytellers” que un concierto, habrá quien agradecerá este tipo de contacto con su público, yo al igual que Sean Hoffman, bajista de los American Music Club, preferimos canciones y canciones. Hoffman le solía recriminar dichas historias (algunas divertidas, otras no tanto) con un escueto Just Play!.
El repertorio se basó en su último The Golden Age (2008), del que hay que decir que esta abarrotado de exquisitez y buen gusto. Sonido americano (como no podría ser de otra manera) y letras magníficas, de ahí sólo pueden nacer buenos temas.
Se confesaron nerviosos, quizás estaban muy fríos, repito que la charla de Eitzel influye en eso, algo dubitativos y desorientados pero es que una banda como AMC, con sus grandísimas virtudes y sobre todo la oscura prosa de su cabeza más visible no puede ser como Queen jamás. O al menos eso esperaba yo y así creo que deben ser. Tienen que transmitir esa inseguridad, esa fragilidad, sentirse diminutos aún haciendo grandes cosas y pese a todo ejecutar buenas canciones, "All the Lost Souls Welcome You To San Francisco" me encantó, las concesiones del imprescindible California (1988): "Blue and Grey Shirt" y sobre todo "The Revolving Door", San Francisco (1994) me dejaron gratamente satisfecho. En resumidas cuentas, una buena, tranquila y a pesar de las formas cálida velada en compañía de una banda maldita. Eitzel en uno de sus monólogos reconoció que hubo un tiempo en el que podían haber sido estrellas pero que el cáncer que afectó a su madre y sobre todo la morfina que compartían lo impidió. Hoy en día dice aborrecer esa sustancia y prefiere el Speed.
Para cerrar la noche, Mark acústica en mano y Vudi (el otro miembro fundador que queda) se acordaron de Johnny Mathis con el tema "Johnny Mathis' Feet". Un único y ligero toquecito a esa otra buena obra llamada Mercury (1993).
Por Med Vega (the madcap laughs discazo ostias ya!)Un Eitzel excesivamente comunicativo restó bastante intensidad a sus canciones, entre tema y tema una historia, haciendo del show más una especie de “Storytellers” que un concierto, habrá quien agradecerá este tipo de contacto con su público, yo al igual que Sean Hoffman, bajista de los American Music Club, preferimos canciones y canciones. Hoffman le solía recriminar dichas historias (algunas divertidas, otras no tanto) con un escueto Just Play!.
El repertorio se basó en su último The Golden Age (2008), del que hay que decir que esta abarrotado de exquisitez y buen gusto. Sonido americano (como no podría ser de otra manera) y letras magníficas, de ahí sólo pueden nacer buenos temas.
Se confesaron nerviosos, quizás estaban muy fríos, repito que la charla de Eitzel influye en eso, algo dubitativos y desorientados pero es que una banda como AMC, con sus grandísimas virtudes y sobre todo la oscura prosa de su cabeza más visible no puede ser como Queen jamás. O al menos eso esperaba yo y así creo que deben ser. Tienen que transmitir esa inseguridad, esa fragilidad, sentirse diminutos aún haciendo grandes cosas y pese a todo ejecutar buenas canciones, "All the Lost Souls Welcome You To San Francisco" me encantó, las concesiones del imprescindible California (1988): "Blue and Grey Shirt" y sobre todo "The Revolving Door", San Francisco (1994) me dejaron gratamente satisfecho. En resumidas cuentas, una buena, tranquila y a pesar de las formas cálida velada en compañía de una banda maldita. Eitzel en uno de sus monólogos reconoció que hubo un tiempo en el que podían haber sido estrellas pero que el cáncer que afectó a su madre y sobre todo la morfina que compartían lo impidió. Hoy en día dice aborrecer esa sustancia y prefiere el Speed.
Para cerrar la noche, Mark acústica en mano y Vudi (el otro miembro fundador que queda) se acordaron de Johnny Mathis con el tema "Johnny Mathis' Feet". Un único y ligero toquecito a esa otra buena obra llamada Mercury (1993).
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