NICK CAVE & THE BAD SEEDS
Casino
(29/04/08)
Zeta, mi hermana mediana y mi amigo Dylan (cuyo nombre completo es Nicolás Dylan Nemo, sin meterme en apellidos) han sido las víctimas favoritas de mi enfermedad Nicolás Cave: consiste en una tendencia a no parar de hablar cuando el tema es él, llegando a ponerme de un pesado que asesina. Así que me ceñiré al concierto en la medida de lo posible. No me será fácil, pues Cave junto con Neil Young y Bowie son mis drogas favoritas.Casino
(29/04/08)
El concierto estaba programado para las 20h, pero sorprendentemente a las 19.15 ya estaban los teloneros dando el coñazo, vaya grupo plomizo los Yurid Yellow Mist, deben ser los responsables directos de la desaparición del koala allá en su tierra, por suerte Mofli (Mofli tiene sueño, Mofli está dormido) no ha debido toparse con ellos aún. Eso sí, no les quitaré el mérito que tienen: con un xilófono, un bajo, una guitarra acústica y voz son capaces de reproducir como debe sonar el aliento de un coprófago.
Pero da igual que da lo mismo, pasados 16 minutos de las 20h ya estaban los Bad Seeds en escena: Harvey y un Ellis con pintas de vagabundo y miniguitarras Fender de juguete en primer plano, el resto de semillas guardando las espaldas: dos baterías, teclados para Savage y Casey al bajo, cuyo sonido destacó sobremanera.
He de decir que de todas las salas en las que he estado en París ninguna tiene una acústica tan buena como el Casino, sitio que además tiene un tamaño ideal, así que tenía que ser una cita especial y así fue.
Comienzan con "Night of the Lotus Eaters", 4º tema de la última obra de esta gente, el macarrilla Dig, Lazarus, Dig!!!. Disco que me parece cojonudo, salvo precisamente esa canción, además del asesinato al ritmo que supone colocarla la 4ª.
Asombroso el estado de inspiración el que se encuentra un artista que lleva desde el ‘84 publicando discos, el último es tremendo y el anterior, el doble y majestuoso Abattoir Blues/The Lyre of Orpheus (2004) estaría en mi top 3 con toda seguridad, palabras mayores. Volviendo al concierto, "Night..." suena en directo muchísimo mejor y adquiere sentido, además la emoción de ver de una vez por todas a Nicolás era tan embriagadora que lo disfruté una barbaridad. Eso si es emoción y no Karembeu recogiendo copas.
Le siguió "Dig, Lazarus, Dig!!!" (la canción), con Cave tocando la guitarra, no es momento de acomodarse tras un piano, a este tío ahora le apetece actuar con garra, revitalizado. Los demonios han sido vencidos. Blues-rock&roll enérgico, vibrante, duro y poderoso, con letras metafísicas, vale, pero rock&roll.
Nick se come el escenario, su presencia es perturbadora, amenazante y a la vez cálida y agradablemente misteriosa. A pesar del carácter que gasta, su fina ironía y sus contadas sonrisas son como pequeños abrazos. Todo un personaje, todo un chouman. Por no decir nada de su profunda voz, en un estado colosal el australiano.
"Tupelo" fue la primera canción clásica que interpretaría esa noche, le siguieron: "Today’s Lesson" y "Midnight Man" (temazos del último) para desembocar en "Nobody’s Baby Now" y "Red Right Hand", que pertenecen a mi disco favorito de este Señor, el imprescindible "Let Love In" (Zeta, te sigo debiendo una birra, no lo olvido).
La clase con la que “pasaba” de las peticiones del público sólo es comparable a su elegancia vistiendo. A las peticiones de "The Mercy Seat", "Do You Love Me?" y docenas de clásicos básicos más, respondía cosas como: “No nos quedan neuronas suficientes para interpretar esa” o “Esa si podríamos hacerla, pero esta noche no”.
Repaso prácticamente íntegro a un buen disco que en directo se defiende solo, intercalando grandes perlas de un cancionero inabarcable para un par de horas. Cayó "The Ship Song" y "We Call Upon the Arthur", presentada tal que así: “aquellos que quieran saberlo todo del mundo, escuchen, van a recibir el conocimiento”, semejante machada sólo puede venir de alguien de la talla de Nick Cave sin parecer una mamarrachá. "Lie down here (& be my girl)" coreada por todos los Bad Seeds, madre mía, si una cosa así no hiela la sangre no se puede ser humano.
Una improvisada "Get Ready for Love", constatando que estos tíos rockean duro, "Papa won’t Leave you Henry" y au revoir con "More News from Nowhere".
Para los bises Nicolás se presenta con una camiseta de Grinderman, haciendo publicidad a lo Santiago Segura y obliga a los asistentes a interpretar en modo karaoke "The Lyre of Orpheus", curiosa imagen: un Cave cada día más alopécico, en camiseta, que olvida las letras y karakoleando con el público, aún así este tipo es increíble y el recital puede ser el hasta hoy el concierto de mi vida terrenal (Lo de NEIL YOUNG no cuenta porque eso fue en el paraíso, no se pueden comparar los cantos de los ángeles con el concierto que pueda dar Dios).
Enlazar "Far From Love" con dos temas del Your funeral...my trial y acabar con "Stagger Lee" del Murder Ballads es lo que yo llamo un señor broche de oro, eso sin duda no se olvida.
Ni me acordé de que no había piano, ni eché en falta "The Mercy Seat" o "The Wepping Song". Grande, Doctor Cave, muy grande.
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