lunes, 2 de junio de 2008

CRÓNICA. ANIMAL COLLECTIVE


ANIMAL COLLECTIVE

Teatro Cervantes, Málaga
(29/05/08)

La ejemplar temporada que viene ofreciendo el malagueño Teatro Cervantes nos permitió disfrutar (a Cassidy y a un servidor) el pasado jueves 29 de la música en directo de una de las bandas más cool del momento, los americanos Animal Collective.

Pero, anteriormente a la aparición de los de Baltimore, el líder de
Deerhunter Bradford Cox nos introdujo la velada con su personal manera de entender la música. Interpretó dos piezas de su debut en solitario Let the blind lead those who can see but cannot feel, a juzgar por lo que he leído por ahí, ya que ni conocía su proyecto en solitario (bajo el nombre de Atlas Sound
) ni apenas hubo pausa entre ambas, bastante parecidas por cierto.

Pese a que nos correspondían dos asientos de la segunda planta, nos acomodamos en primera fila, en la parte central del teatro. La acústica de la que hace gala el Cervantes beneficia a la hora de acercarse al particular prisma de psicodelia que ofrece Bradford. Las texturas se entrelazan repitiendo patrones, mientras el músico amplia la atmósfera con su tímida voz reverberada.

Interesante la propuesta de este esquelético gigantón, más para escuchar en casa que encima de un escenario. La gente además estaba bastante inquieta por ver al colectivo animal, aun así, despidió al señor Cox con una agradecida ovación.

Ovación que casi se mezcló con la salida del (actualmente) trío Animal Collective. Los músicos ocuparon sus respectivos puestos entre teclados y demás cacharrería, e inmediatamente comenzaron a bombardearnos con su estilo alucinógeno.

Supuestamente venían presentando su reciente Ep Water Curse, además de su último disco, el aclamado Strawberry Jam (Domino, 07). Sin embargo, se desmarcaron interpretando (?) varios temas desconocidos, sólo "Peacebone" y "Fireworks" del Strawberry, y "Leaf House" y "Who could win a rabbit?" del Sung Tongs (Fat Cat, 04).

No importa que el grueso del espectáculo fuera desconocido, supieron mantener a la audiencia bien despierta gracias a su cadencia tribal. Panda Bear y Avey Tare se reparten las voces y las percusiones, a mitad de camino entre duendecillos y ángeles, mientras que Geologist no para de contonearse tras los teclados guiado por vete tú a saber qué (¿sería el shaburma que se comió antes de salir a tocar?). Percusiones, samples machacones, cambios de ritmo bestiales y juego de luces a la altura, un show sensorial que despeja toda duda acerca de la banda.

Entretinimiento puro y duro (y machacón).

Hubo bis, con una versión más electrónica de "Grass" (del Feels) y parte del público de pie, bailando en la parte trasera del teatro. Se despidieron y todos contentos. Supongo.

La música de Animal Collective recorre la delgada línea entre el riesgo y la esquizofrénia experimental, pero a día de hoy el "equilibrio pop" de sus delirios sólo les reporta beneficios en forma de canciones espectaculares.
Esperemos que sigan así y no caigan de lado de la autocomplacencia gratuíta. Únicos, también en vivo.





Por Zeta
Fotos por Cassidy

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