3 años hacía ya de su último disco, un At War with the Mystics que puso en duda su inspiración y que sin embargo ofrecía buenos momentos y alguna novedad bastante juguetona. Aún así, daba la sensación de que su propia fórmula se estaba agotando. Por eso se han tomado su tiempo, terminaron su dichosa película (dichosa porque no he conseguido dar con ella para ojearla) y han grabado un disco tan ambicioso como esquivo.
Nada menos que 70 minutos de disco. 18 canciones. Un disco que de primeras parece un verdadero desfase frik de la banda de Oklahoma. Si el cuadrafónico Zaireeka fue su puzzle sinfónico, esto sería algo así como una oda industrial al desencanto. Gran parte del disco nació de jams improvisadas, la banda tenía en mente un doble disco y ha apostado por reincorporar un sonido sucio que ya llevaron a grandes límites a principios de los 90, pero dándole una vuelta de tuerca casi robótica, con una base rítmica repetitiva que no parece decir nada pero que al par de escuchas te empieza a cautivar. Encima salpican el disco de 5 instrumentales zodiacales y un buen número de singles que sólo ellos podían firmar.
Estoy convencido de que este paso valiente les hará perder gran parte de su audiencia, es sin duda su disco más experimental en años, y sin embargo tiene un atractivo casi hipnótico, es paranoico, algo krautrock, y en el fondo amargo. La canción por excelencia del disco sería su primer single, "Silver Trembling hands", genial prueba de lo que este disco conjuga de manera casi enferma: repetición y melancolía.
Otras joyas de la corona son las baladas, la belleza interestelar de "Evil" y "If", la jazzy "The Impulse" o "I can be a frog", con Karen O (Yeah Yeah Yeahs) interpretando a coro.
Con esta mezcla puede parecer que Embryonic es disperso, pero aún con todo su caos resulta ser un album realmente homogeneo, compacto, yo diría que también conceptual. Lo abren y cierran dos verdaderas serpientes, sugerentes y machaconas, "Convinced of the Hex" y "Watching the Planets". Los pasajes acompañan adoptando forma de explosiones psicodélicas o remansos de paz. Y entre todo este jaleo te puedes encontrar con canciones enormes como "Powerless", una auténtica delicia con solo velvetiano incluido.
Este Embryonic es un album dificil, una apuesta arriesgada de esas que amas u odias. Hoy en día no es fácil pararse a escuchar un disco de más de una hora, más de este tipo, pero prueben a ponerlo (abstenerse orejas de plástico) en el spotify mientras cocinan, o en el ipod mientras sacan al perro, y déjense atrapar por la música de los Lips. Hay en este Lp demasiados minutos interesantes que uno no se debería perder.
O sí.
Y para mayor gozo de los fanz, escuchen la BSO de su película Christmas on Mars, otra maravilla a descubrir de la que quizá hablemos por aquí próximamente. Pero eso no es todo, porque ahora resulta que la banda planea regrabar íntegro el Dark side of the moon, otra mastodóntica aventura que promete. Estaremos atentos a sus pasos.
Por Zeta
Nada menos que 70 minutos de disco. 18 canciones. Un disco que de primeras parece un verdadero desfase frik de la banda de Oklahoma. Si el cuadrafónico Zaireeka fue su puzzle sinfónico, esto sería algo así como una oda industrial al desencanto. Gran parte del disco nació de jams improvisadas, la banda tenía en mente un doble disco y ha apostado por reincorporar un sonido sucio que ya llevaron a grandes límites a principios de los 90, pero dándole una vuelta de tuerca casi robótica, con una base rítmica repetitiva que no parece decir nada pero que al par de escuchas te empieza a cautivar. Encima salpican el disco de 5 instrumentales zodiacales y un buen número de singles que sólo ellos podían firmar.
Estoy convencido de que este paso valiente les hará perder gran parte de su audiencia, es sin duda su disco más experimental en años, y sin embargo tiene un atractivo casi hipnótico, es paranoico, algo krautrock, y en el fondo amargo. La canción por excelencia del disco sería su primer single, "Silver Trembling hands", genial prueba de lo que este disco conjuga de manera casi enferma: repetición y melancolía.
Otras joyas de la corona son las baladas, la belleza interestelar de "Evil" y "If", la jazzy "The Impulse" o "I can be a frog", con Karen O (Yeah Yeah Yeahs) interpretando a coro.
Con esta mezcla puede parecer que Embryonic es disperso, pero aún con todo su caos resulta ser un album realmente homogeneo, compacto, yo diría que también conceptual. Lo abren y cierran dos verdaderas serpientes, sugerentes y machaconas, "Convinced of the Hex" y "Watching the Planets". Los pasajes acompañan adoptando forma de explosiones psicodélicas o remansos de paz. Y entre todo este jaleo te puedes encontrar con canciones enormes como "Powerless", una auténtica delicia con solo velvetiano incluido.
Este Embryonic es un album dificil, una apuesta arriesgada de esas que amas u odias. Hoy en día no es fácil pararse a escuchar un disco de más de una hora, más de este tipo, pero prueben a ponerlo (abstenerse orejas de plástico) en el spotify mientras cocinan, o en el ipod mientras sacan al perro, y déjense atrapar por la música de los Lips. Hay en este Lp demasiados minutos interesantes que uno no se debería perder.
O sí.
Y para mayor gozo de los fanz, escuchen la BSO de su película Christmas on Mars, otra maravilla a descubrir de la que quizá hablemos por aquí próximamente. Pero eso no es todo, porque ahora resulta que la banda planea regrabar íntegro el Dark side of the moon, otra mastodóntica aventura que promete. Estaremos atentos a sus pasos.
Por Zeta
1 comentario:
Hola, buen blog. Yo toco en el bajo en un grupo al que a veces han comparado con los flaming lips, nos llamamos Homeless y somos de Cádiz. Aquí te dejo el myspace por si le quieres hacer una escucha:
http://www.myspace.com/homelessnoise
Un saludo.
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