BUNBURY & VEGAS– El tiempo de las cerezas (EMI, 06)
No vamos a perder tiempo en comentar nada de las trayectorias de ambos artistas “malditos”, sólo decir que Dios los cría y ellos se juntaron a grabar este disco. A priori la curiosidad era inevitable…¿Se habrá contagiado Bunbury del buen estado de forma del asturiano?, ¿Se habrá sentado Nacho junto al maño en el sofá entre el bien y el mal? Veámos.
En primer lugar no es difícil advertir que el ex de Manta Ray, si nos empeñamos en comparar, supera al siempre cuestionado Enrique. Son suyos los singles que mejor funcionan, en música y textos sobre todo, debido al cripticismo casi siempre inconexo del cantante de los Héroes del Silencio. Pero aún así hay momentos más que interesantes por parte de ambos, ya que en efecto encontramos aquí algunas de las mejores canciones de sus trayectorias.
Hay guiños o robos u homenajes de todos los colores:
- Dylan, ahí tienes “No fue bueno pero fue lo mejor” y “EL Cazador”.
- Leonard Cohen, toma “La pena o la nada”, “La fin” y también “Por la paz y la canción”.
- Lou, para ti también hay, “Va a empezar a llover”.
- Tom Waits en la geniales “Secretos y Mentiras” y “La espina dorsal del universo”.
- Ah! Y esta es un regalo para Fred Neil y Harry Nilsson, “Días extraños”.
Podríamos seguir, pero no se trata de eso, al fin y al cabo las carreras de estos personajes se han caracterizado por no ocultar una devoción por los grandes del Rock. De modo que cualquiera con un poquito de gusto coincidirá con ellos, así que, qué de malo tiene un artefacto doble elaborado bajo los mismos parámetros de alcohol, alcoba, drogas y secretos confesables. El conjunto suena enormemente coherente, compacto y con un despliegue de arreglos excelentes a cargo de Raül Fernández (Refree, Helena…) y un Paco Loco sembrado (esos slides …), eso y la presencia, sutil eso sí, de Muni Camón, Christina Rosenvinge y Gary Louris. El tiempo de las cerezas supone un ejercicio de retroalimentación donde nadie sale mal parado (aunque no debemos rasgarnos las vestiduras tampoco…), imposible decir que no a (mis favoritas) “Secretos y metiras” y “Welcome to el callejón sin salida”.
Sithbass
EDWIN MOSES–The Gospel African Years (Siesta, 06)
Tercer Lp de la banda asturiana que lideran Pedro Vigil (ex-Penélope Trip) y Pablo Errea (también en los resucitados Australian Blonde), y una nueva demostración de talento y cuidado a la hora de continuar su particular homenaje a la música negra.
De hecho, dicen ellos, el conjunto de este disco fue compuesto por Edwin Moses durante los años en que recorrió África entera de sur a norte (81-83), terminado su viaje en Granda, donde supuestamente conoció a la madre de uno de los miembros del grupo.
Eso sí, lo único demostrado es que Edwin Moses fue también un genial atleta Afroamericano.
El respeto con el que Edwin Moses acometen el soul de Marvin’ Gaye, Curtis Mayfield, o Terry Callier, no sólo ayudará al oyente a rescatar los discos de aquellos, sino que de paso, le hará pasar un rato verdaderamente agradable.
Hazte un chequeo médico si no te atrapa “My Place in the World”, porque se trata de un comienzo arrebatador. Curioso el detalle de incluir un coro de niños para acompañar a la dulce voz de Pablo, cantando “I´m finding my place in the world….”
Han hecho dudar incluso a un redactor de la conocida revista Mojo, que creyó que eran de color, y les dió cinco estrellas. Dudo que sepa de la existencia de Asturias…
The Gospel African Years es una delicia para escuchar, por ejemplo, un domingo por la tarde, aunque también te lo puedes poner antes de salir de marcha, o incluso para hacer más llevaderas las tardes de hastío diario. Ampliando su campo de acción, por primera vez llegan más lejos del pop negroide o el soul, acuñando un gospel que les va que ni pintado.
Hace cameo el español de adopción Gary Louris (The Jayhawks), que últimamente está que no para, y borda “Evening Sun” en su terreno.
Ya han paseado su música por Japón y Corea, por si te quedaba alguna duda de que se trata de la mejor banda soul del país.
Zeta
THE SHINS– Wincing The Night Away (Sub Pop, 07)
De no ser porque acabamos de comenzar el año como quien dice, me atrevería a predecir que este sea quizás, el mejor album de pop del 2007. Hemos de agradecer al sello Sub Pop un excelente criterio al abrir su catálogo a bandas americanas que bajan el volumen medio de sus bandas. Los de Albuquerque (Nuevo México) desde su debut apuntaban buenas maneras con sus melodías soleadas, y la prensa les situó entre unos Teenage Fanclub más folk y unos Byrds de miniatura. Lo que ha sucedido desde entonces es historia.
La banda que lidera James Mercer alcanza un más que respetable éxito de ventas, en parte debido a una escena de la película “Algo en común” en que a la actriz Natalie Portman supuestamente le cambía la vida una canción (“New Slang”) de su pletórico anterior Lp “Chutes to Narrow”, y que precisamente les cambió la vida a ellos dando el salto a la primera división de popularidad en norteamérica. Pero por si fuera poco, las excelentes críticas les vienen situando como la mejor noticia que ha dado el pop-rock norteamericano en varios años.
Y a juzgar por el contenido de “Wincing The Night Away” algo de razón deben tener. No tienes nada más que escuchar “Sleeping Lessons”, “Australia” (incontestable himno pop), el single “Phantom Limb”, “Sea Legs”, “Split Needles”, o cualquier otra de las piezas que forman este Lp para comprobar hasta dónde llega su potencial. En mi caso “Wincing..” no ha hecho otra cosa que confirmarme que The Shins, depurando aún más su sonido y con infinitos detalles, consiguen poner al día un POP que cuenta actualmente sólo con débiles revivalistas, por norma general, sin nada nuevo que ofrecer. The Shins, sin embargo consiguen combinar un sonido espectacular con unas melodías que derriten al oyente. Mercer además añade como ingrediente unos textos ácidos y deprimidos, con una dicción por momentos al más puro estilo Morrisey y un falsete que nada tiene que envidiar al de Brian Wilson.
Zeta
De no ser porque acabamos de comenzar el año como quien dice, me atrevería a predecir que este sea quizás, el mejor album de pop del 2007. Hemos de agradecer al sello Sub Pop un excelente criterio al abrir su catálogo a bandas americanas que bajan el volumen medio de sus bandas. Los de Albuquerque (Nuevo México) desde su debut apuntaban buenas maneras con sus melodías soleadas, y la prensa les situó entre unos Teenage Fanclub más folk y unos Byrds de miniatura. Lo que ha sucedido desde entonces es historia.
La banda que lidera James Mercer alcanza un más que respetable éxito de ventas, en parte debido a una escena de la película “Algo en común” en que a la actriz Natalie Portman supuestamente le cambía la vida una canción (“New Slang”) de su pletórico anterior Lp “Chutes to Narrow”, y que precisamente les cambió la vida a ellos dando el salto a la primera división de popularidad en norteamérica. Pero por si fuera poco, las excelentes críticas les vienen situando como la mejor noticia que ha dado el pop-rock norteamericano en varios años.
Y a juzgar por el contenido de “Wincing The Night Away” algo de razón deben tener. No tienes nada más que escuchar “Sleeping Lessons”, “Australia” (incontestable himno pop), el single “Phantom Limb”, “Sea Legs”, “Split Needles”, o cualquier otra de las piezas que forman este Lp para comprobar hasta dónde llega su potencial. En mi caso “Wincing..” no ha hecho otra cosa que confirmarme que The Shins, depurando aún más su sonido y con infinitos detalles, consiguen poner al día un POP que cuenta actualmente sólo con débiles revivalistas, por norma general, sin nada nuevo que ofrecer. The Shins, sin embargo consiguen combinar un sonido espectacular con unas melodías que derriten al oyente. Mercer además añade como ingrediente unos textos ácidos y deprimidos, con una dicción por momentos al más puro estilo Morrisey y un falsete que nada tiene que envidiar al de Brian Wilson.
Zeta
JOSELE SANTIAGO– Garabatos (EMI, 06) / TOM WAITS– Orphans (Anti, 06)
Uno que nos está malacostumbrando y otro que nos tiene acostumbrados ya. Dos casos similares. Kerouac, Bukowski, Bertold Bretch y Kurt Weill. Tasca o cantina, whisky o Rioja.
Por un lado, el madrileño repite en estos garabatos con otra colección de sus historietas, sus consejos mundanos se nutren de nuevo de figuras literarias de formas y colores distintos, pero en definitiva no es más que rock and roll, y a estas alturas no es que vayamos a descubrir que se le da bien al hombre, más bien es al revés. Al rock se le da bien Josele, más aún, se le da de puta madre. Si en su debut como narrador en solitario “Las golondrinas, etc…” sonaba algo más colorista, aquí la austeridad y algo de comida entre los dientes hacen que no pretenda nada más que cantar sus miserias o más bien contárnoslas. Si por momentos pueda parecer que se cuela el Lou Reed de “Berlin” no es más que consecuencia de que el ex de Los Enemigos no está tan lejos de aquél. Es absurdo destacar unas coplas sobre otras, sería el ejercicio de siempre. Porque Josele es uno de los autores más sólidos de la piel de toro, eso lo sabe Dios y madre; propongan ustedes un ejemplo igual de sobriedad y solvencia….no verdad? No lo encuentran, es que no lo hay. He leído por ahí que es su disco más maduro, ejem, ¿acaso en 23 años alguien puede encontrar alguna muestra gratuita por su parte? Si es que es a la música lo que Faemino y Cansado al humor.
Por otra parte poco se puede decir de Tom Waits y el mastodóntico “Orphans (Brawlers, Bawlers & Bastards)”. Una lujosa colección (54!!!) de recortes de sus últimos años. Encontramos de todo, su Rock entre primitivo y marciano, sus baladas de club de medianoche y algunos abortos de spoken word. Su extensa carrera de fondo se ha ido tejiendo desde el subsuelo, a su aire, y su fértil creatividad parece no tener techo. Su popularidad es tan amplia como selectiva. Creo que recordar que fue el propio Josele Santiago quien dijo que todo aquél al que le gusta la música le gusta Tom Waits.
El californiano derrocha una energía que para sí la quisieran la mitad de monigotes que desfilan cada año en la pasarela de Benicassim y doblando o triplicando sus edades. Cada vez más peligrosamente adictivo. Personalmente he de recomendar que se abstengan las mentes sensibles y altamente vulnerables porque este Señor no hace música para ellos, la hace para aquellos que no reparan en si tomar café a las dos de la mañana es saludable, o esos a los que les huele la ropa a tabaco y no corren de inmediato a la lavadora. Vaya rachita lleva el hombre.
Imprescindibles ambos.
Sithbass
LUOMO– Paper Tigers (Humme, 06)
En nuestros días es practicamente imposible encontrar provocativas muestras sonoras con etiquetas desconocidas. En el terreno de la electronica hace algunos años que no surgen postales frescas...mucho más si de lo que hablamos es de música house. ¿De cuánto tiempo hablamos? Si me lo preguntas a mí, te diría que desde la aparición del precioso “Vocal City” de Luomo, en el año 2000. Más que nada por un bombazo llamado Tessio, donde un novísimo e hiperactivo Vladislav Delay deconstruia aquella música aparecida en los 80 en Chicago. El sonido de goma retorcida de aquella canción se convirtió en el último clásico de una etiqueta que ya tenía colgado el cartel de pasado-de-moda desde hacía un lustro.
El rubio tímido continuó su exploración como Luomo con el más insípido y menos house The Present Lover, donde dotaba de demasiado protagonismo a las voces...Poco se podía esperar ya, en el 2006 de un tercer álbum. Pero señores, Paper Tigers es el finiquito de la música House. El género estaba aún huérfano de un disco clásico ¿no? Pues toma ya.
Cuando nuestros hijos nos pregunten cómo era esa elegante música que bailábamos de jóvenes llamada house, la mejor forma de explicárselo será desempolvando esta joya. Sin lugar a dudas. Que me lo discuta quien quiera…¿que la electrónica era una música vacua y fría? ¿que el house no tenía ninguna conexión con la música negra? Venga hombre!
Sithbass
SR. CHINARRO- El mundo según (Mushroom Pillow, 06)
En nuestros días es practicamente imposible encontrar provocativas muestras sonoras con etiquetas desconocidas. En el terreno de la electronica hace algunos años que no surgen postales frescas...mucho más si de lo que hablamos es de música house. ¿De cuánto tiempo hablamos? Si me lo preguntas a mí, te diría que desde la aparición del precioso “Vocal City” de Luomo, en el año 2000. Más que nada por un bombazo llamado Tessio, donde un novísimo e hiperactivo Vladislav Delay deconstruia aquella música aparecida en los 80 en Chicago. El sonido de goma retorcida de aquella canción se convirtió en el último clásico de una etiqueta que ya tenía colgado el cartel de pasado-de-moda desde hacía un lustro.
El rubio tímido continuó su exploración como Luomo con el más insípido y menos house The Present Lover, donde dotaba de demasiado protagonismo a las voces...Poco se podía esperar ya, en el 2006 de un tercer álbum. Pero señores, Paper Tigers es el finiquito de la música House. El género estaba aún huérfano de un disco clásico ¿no? Pues toma ya.
Cuando nuestros hijos nos pregunten cómo era esa elegante música que bailábamos de jóvenes llamada house, la mejor forma de explicárselo será desempolvando esta joya. Sin lugar a dudas. Que me lo discuta quien quiera…¿que la electrónica era una música vacua y fría? ¿que el house no tenía ninguna conexión con la música negra? Venga hombre!
Sithbass
SR. CHINARRO- El mundo según (Mushroom Pillow, 06)
Después de muchos años haciéndose acompañar de tripulaciones inestables, parece que la madurez que hoy en día atesora Antonio Luque tiene mucho que ver con la presencia de sus tres fieles compañeros de viaje actuales. Pablo Cabra, Javier Vega (Maga) y Jordi Gil (Solina), además de la aportación de Israel Diezma a la guitarra, debutan como chinarros y lo hacen estrenando también escudería.
"El mundo según" sigue la senda de su anterior trabajo, y se sitúa junto a aquel como cimas de su extensa discografía (sin olvidar "El porqué de mis peinados" o "Nosequé, nosecuántos"). Las ideas se concretan, los jeroglíficos líricos van cogiendo cada vez una mayor línea argumental manteniendo sus quiebros y su cotidianeidad absurda. Todo esto arropado por un pop en mayúsculas, con la cabeza bien alta, que ya no hay marcha atrás.
Que las comparaciones son odiosas lo sabemos todos, pero cuando se trata de ubicar nuevos discos en la discografía de sus autores es bastante lógico ver qué hace a uno mejor o peor que otro. Dicho esto, "El mundo según" tiene como poco un par de puntos a su favor para situarlo como su album más redondo.
En primer lugar destaca el sonido, el mejor de toda su carrera. Que sin ser tan espontáneo y festivo como en "El fuego amigo", es impecable y lo hace mucho más escuchable. Para Antonio la regla que no la excepción es mantener alto el listón compositivo (salvo que se relaje en algún momento puntual, "El mar de la tranquilidad") y aquí las canciones brillan tanto individualmente como en su conjunto. Pero la clave que hace de este Lp una auténtica joya es el trabajo de Jordi como arreglista, de un gusto y calidez exquisitos, dotando a cada canción del sonido apropiado. Así, de nuevo el Sr. Antonio Luque hace suya la rumba en "Del montón" y "Gitana" (que incluye una genial orquestación a la mitad), tira de Smiths en la preciosa "Angela" o en "La decoración". Los momentos más reposados se arropan de guitarras a lo Marc Ribot, en la entrañable "El lejano oeste", y se echa mano de todo tipo de percusiones. Incluso si la canción te pide un ukelele, pues se mete. Claro que hay que tener mucho tino para usarlo con acierto (en la planetaria "Ni lo sé ni lo quiero pensar"). Los textos como digo vuelven a ser cada vez más inteligibles, pero no por ello menos meritosos, eso sí, que tampoco es fácil simplificar cuando se quiere decir algo alto y claro.
Completan el disco la anécdotica “Canción de G. G. Penningstone" y las mejores del pack: la perfecta "No dispares" (..con unas cuerdas irresistibles) y "Militar".
Así de sencillo. Lo mejor que tiene Luque es precisamente eso, que los discazos parecen salirle casi sin esfuerzo, como él mismo bien se dice despidiéndose: "Nunca sé yo cómo empezar, nunca sé yo como acabar, nunca sé yo cómo empezar...pero esto ya va camino del final".
Ole ahí!
Zeta
Hacía ya 6 años de la edición su último trabajo (sin contar el Ep."Artes marcianas" de 2002). "Sensazione" era un disco divertido, alegre y no tanto, un refrito donde había un pequeño espacio para el indie-noise de los primeros años, el tontipop y la electrónica doméstica.
En definitiva era un disco heterogéneo y valiente, aunque el sonido no les hacía del todo justicia en mi opinión. Por suerte para todos los que dábamos vueltas en coches blancos a su son, los años de espera han merecido la pena.
Pienso que un nuevo disco de Flow no hubiera tenido sentido a estas alturas, "Sensazione" obtuvo excelentes críticas, quizá excesivas, pero tantas noches y sus mañanas siguientes, y con una escena cordobesa cada vez más fructífera en lo que a pop se refiere (Tarik, Deneuve, Limousine, Jubilee– otra cosa es que la prensa nacional parezca no enterarse de nada), Flow estaban obligados a demostrar que todavía eran capaces de poner a funcionar la maquinaria.
En 2006 por fin llegaba el prometido disco de regreso, editado en su sello Eureka y grabado en casita con la ayuda de Javi Suze (Limousine). En “Lo Normal” los primeros temas presagian nuevas entregas de la misma música que recogían sus anteriores elepés, pero según llegamos al tercer tema observamos una diferencia que hace especial y definitivo este disco: los arreglos.
Desde “Fuengirola”, Flow conseguían suplir sus deficiencias con canciones descaradas y agridulces, pues si ahora añadimos unos arreglos valientes, el plato además de jugoso, tiene una presentación exquisita.
El Sr. Vacas se confirma aquí (y en Prin´la la) como un alquimista que salta sin red, a por lo que haga falta, de compras; un poquito de sixties por aquí, un salteado de Gainsbourg, Lewis Carroll, y "Especias Motown" por allá. ¿Que qué tal le irá un poquito de droga mala? Pues tú qué crees?.
He aquí un Martin o Spector de miniatura, sin miedo.
Rico, rico.
Bonito regreso y bonito regalo para Manolo Espinosa. La obra maestra de Flow
Por otro lado, el 2007 nos trae otro álbum cordobés. El debut en largo del proyecto Prin’ La lá Ideado por el propio Vacas, “Esto es…” aparece también como referencia de Eureka tras un EP prometedor. Las voces de las pequeñas Macarena, Isabel y Blanca suponen una apuesta arriesgada dentro del indie nacional; si bien en el mainstream han abundado diminutos abanderados querubines de la talla de Joselito, Marisol o más actualmente Maria Isabel y María Figueroa, he aquí la respuesta del subsuelo, es decir, con camisetas a rayas. Claro que aquí no se habla de pompones ni tómbolas, ya que el consumidor potencial de esta colección de cuentos no tiene edad. Las historias que nos cuentan las primas de Fernando Vacas lo mismo aluden a psicodelia infantil que a otra más adulta, como la carta al perecido Miguel Bocamuerta o adaptaciones de Leopoldo M. Panero y hasta Antonio Machado. La instrumentación se sitúa junto a Lo Normal de Flow, ya que aquí habría que hablar otra vez de los productores arriba mentados. Lo mismo puede parecerte un dulce tratado para escuchar acompañado de un buen cola cao + galletas campurrianas (umm ) que puede que al rato sientas un empacho de azúcar, pero de todos modos “Naves que dan vueltas a un balón” y su extraña ingenuidad conseguirá que estas herederas de Carmen Santoja y Cristina Van Aerssen (las vainica estarían muy orgullosas) como poco te encojan de tamaño durante media hora, para tras su escucha devolverte a un mundo que nada tiene que ver ya con aquellas tardes eternas de juego infante. Si no te gusta a ti, cómpraselo a tus hijos, pero recuerda que no tienes por qué explicar todos los enigmas de sus textos.
Sithbass
En definitiva era un disco heterogéneo y valiente, aunque el sonido no les hacía del todo justicia en mi opinión. Por suerte para todos los que dábamos vueltas en coches blancos a su son, los años de espera han merecido la pena.
Pienso que un nuevo disco de Flow no hubiera tenido sentido a estas alturas, "Sensazione" obtuvo excelentes críticas, quizá excesivas, pero tantas noches y sus mañanas siguientes, y con una escena cordobesa cada vez más fructífera en lo que a pop se refiere (Tarik, Deneuve, Limousine, Jubilee– otra cosa es que la prensa nacional parezca no enterarse de nada), Flow estaban obligados a demostrar que todavía eran capaces de poner a funcionar la maquinaria.
En 2006 por fin llegaba el prometido disco de regreso, editado en su sello Eureka y grabado en casita con la ayuda de Javi Suze (Limousine). En “Lo Normal” los primeros temas presagian nuevas entregas de la misma música que recogían sus anteriores elepés, pero según llegamos al tercer tema observamos una diferencia que hace especial y definitivo este disco: los arreglos.
Desde “Fuengirola”, Flow conseguían suplir sus deficiencias con canciones descaradas y agridulces, pues si ahora añadimos unos arreglos valientes, el plato además de jugoso, tiene una presentación exquisita.
El Sr. Vacas se confirma aquí (y en Prin´la la) como un alquimista que salta sin red, a por lo que haga falta, de compras; un poquito de sixties por aquí, un salteado de Gainsbourg, Lewis Carroll, y "Especias Motown" por allá. ¿Que qué tal le irá un poquito de droga mala? Pues tú qué crees?.
He aquí un Martin o Spector de miniatura, sin miedo.
Rico, rico.
Bonito regreso y bonito regalo para Manolo Espinosa. La obra maestra de Flow
Por otro lado, el 2007 nos trae otro álbum cordobés. El debut en largo del proyecto Prin’ La lá Ideado por el propio Vacas, “Esto es…” aparece también como referencia de Eureka tras un EP prometedor. Las voces de las pequeñas Macarena, Isabel y Blanca suponen una apuesta arriesgada dentro del indie nacional; si bien en el mainstream han abundado diminutos abanderados querubines de la talla de Joselito, Marisol o más actualmente Maria Isabel y María Figueroa, he aquí la respuesta del subsuelo, es decir, con camisetas a rayas. Claro que aquí no se habla de pompones ni tómbolas, ya que el consumidor potencial de esta colección de cuentos no tiene edad. Las historias que nos cuentan las primas de Fernando Vacas lo mismo aluden a psicodelia infantil que a otra más adulta, como la carta al perecido Miguel Bocamuerta o adaptaciones de Leopoldo M. Panero y hasta Antonio Machado. La instrumentación se sitúa junto a Lo Normal de Flow, ya que aquí habría que hablar otra vez de los productores arriba mentados. Lo mismo puede parecerte un dulce tratado para escuchar acompañado de un buen cola cao + galletas campurrianas (umm ) que puede que al rato sientas un empacho de azúcar, pero de todos modos “Naves que dan vueltas a un balón” y su extraña ingenuidad conseguirá que estas herederas de Carmen Santoja y Cristina Van Aerssen (las vainica estarían muy orgullosas) como poco te encojan de tamaño durante media hora, para tras su escucha devolverte a un mundo que nada tiene que ver ya con aquellas tardes eternas de juego infante. Si no te gusta a ti, cómpraselo a tus hijos, pero recuerda que no tienes por qué explicar todos los enigmas de sus textos.
Sithbass
JOHN CALE- Black Acetate (EMI, 05)
En Serie B siempre cabe la excusa del melómano al reseñar un Lp, aunque sea fuera de actualidad. Ya se sabe: quien mucho abarca, poco aprieta..: este "Black Acetate" tiene ya dos años y justo ahora su autor acaba de presentar un directo en formato de doble cd + dvd (o bien triple vinilo), "Circus Live".
El defensor del dron, como tantos otros contemporáneos, sale victorioso en sus entregas maduras, como las cosechas de buen vino con solera, como Johnny Cash, Bob Dylan o Van Morrison (su "amigo" Lou Reed no puede presumir de tal estado de gracia hoy en día). Sin embargo el galés, al igual que Tom Waits, no desnuda su formato, ni pretende vivir de rentas pasadas u ofrecer discos autocomplacientes, ni siquiera contar batallitas cual "viejo chocho" que adorna aquí y allá para engrandecer su mito y ego.
John Cale mira, a estas alturas (como no podía ser de otra forma siendo quien es) hacia el futuro, hacia el abismo del mañana. Y rubrica este enorme Lp, de esos que ganan a cada escucha.
John suena crudo, inspirado y experimental desde un prisma donde el preciosismo, la tensión y el riesgo eliminan todo poso de melancolía barata tras su escucha. Pese a acercarse al pop que encumbró su "Paris 1919" en las piezas más bellas del lote, predominan los medios tiempos experimentales, con programaciones del propio Cale, que recuerda en muchos momentos del disco al Brian Eno época "Another Green World".
Apoyándose en breves (y personales) desarrollos eléctricos de guitarra, o bien sintes y drones, y casi siempre con el piano como base, las canciones se acercan a terrenos tan variados como el funk marciano, el hip hop, el ambient... Pero también hay sitio para el rock de toda la vida vía velvet (levemente) y en mayor medida con el espíritu de Lou aflorando en "Perfect" o "Turn the lights on" (en esta última incluso parece colarse la dulce Jane por un instante). En resumen, que después de todos los excesos vividos por el señor Cale, sólo podemos desearle salud, y que no cese en su inquieta búsqueda, proliferando en discos tan dignos como este.
Zeta
THE ARCADE FIRE—Neon Bible (Merge Records, 07)
Supongo que lo primero en que se piensa al abordar este disco es si estará a la altura de su predecesor, el maravilloso “Funeral “ del 2004. Esto es una putada y una injusticia. Funeral contaba con un factor sorpresa que ahora se convierte en expectación, cuando se mezclan canciones tan emotivas con la sorpresa inicial el resultado es una delicia que se convertirá en obra mayor si el paso del tiempo la respeta. Pues bien, ahora se espera lo máximo de la banda más elogiada del momento, cosa a la que ayudan David Bowie o Bono, aunque el primero también hablase maravillas de Placebo y del segundo mejor me callo que ya habla él por todo dios.
Con “Neon Bible” (nombre inspirado en la novela de John Kennedy Toole, autor de La Conjura de los Necios) lo que te encuentras no es más que 11 canciones estupendas, en una primera escucha ya se te agarran: “Intervention”, “My Body is a Cage”, “Ocean of Noise” y “No Cars Go” (esta última ya aparecía en su homónimo EP). Épica agradable, original, elegante, con mucha clase, órganos de iglesia y un montón de peña haciendo música desde las entrañas, con emoción y pasión, si es pose me da igual y si no lo es me da lo mismo.
¿Sobreactuados? Seguro, su barroquismo les lleva a eso, si no fuesen tan exagerados les echaría en cara ser fríos y distantes, si es que nunca llueve a gusto de todos. Eso sí, un par de discos más y que se retiren, que no estrujen la vaca de mala manera, que se marchen dejando un intenso sabor dulce en los labios, que se reúnan cada diez años ya gordos y calvos para sacar pelas en plan Pixies y nunca ser recordados como un hype a lo Franz Ferdinand o como unos Radiohead, intentando que cada grabación sea la nueva vara de medir de la música actual.
Arcade Fire vienen a refrescar el panorama musical y se merecen la atención que se les esta dando.
Med Vega (nos vemos en el summer)
En Serie B siempre cabe la excusa del melómano al reseñar un Lp, aunque sea fuera de actualidad. Ya se sabe: quien mucho abarca, poco aprieta..: este "Black Acetate" tiene ya dos años y justo ahora su autor acaba de presentar un directo en formato de doble cd + dvd (o bien triple vinilo), "Circus Live".
El defensor del dron, como tantos otros contemporáneos, sale victorioso en sus entregas maduras, como las cosechas de buen vino con solera, como Johnny Cash, Bob Dylan o Van Morrison (su "amigo" Lou Reed no puede presumir de tal estado de gracia hoy en día). Sin embargo el galés, al igual que Tom Waits, no desnuda su formato, ni pretende vivir de rentas pasadas u ofrecer discos autocomplacientes, ni siquiera contar batallitas cual "viejo chocho" que adorna aquí y allá para engrandecer su mito y ego.
John Cale mira, a estas alturas (como no podía ser de otra forma siendo quien es) hacia el futuro, hacia el abismo del mañana. Y rubrica este enorme Lp, de esos que ganan a cada escucha.
John suena crudo, inspirado y experimental desde un prisma donde el preciosismo, la tensión y el riesgo eliminan todo poso de melancolía barata tras su escucha. Pese a acercarse al pop que encumbró su "Paris 1919" en las piezas más bellas del lote, predominan los medios tiempos experimentales, con programaciones del propio Cale, que recuerda en muchos momentos del disco al Brian Eno época "Another Green World".
Apoyándose en breves (y personales) desarrollos eléctricos de guitarra, o bien sintes y drones, y casi siempre con el piano como base, las canciones se acercan a terrenos tan variados como el funk marciano, el hip hop, el ambient... Pero también hay sitio para el rock de toda la vida vía velvet (levemente) y en mayor medida con el espíritu de Lou aflorando en "Perfect" o "Turn the lights on" (en esta última incluso parece colarse la dulce Jane por un instante). En resumen, que después de todos los excesos vividos por el señor Cale, sólo podemos desearle salud, y que no cese en su inquieta búsqueda, proliferando en discos tan dignos como este.
Zeta
THE ARCADE FIRE—Neon Bible (Merge Records, 07)
Supongo que lo primero en que se piensa al abordar este disco es si estará a la altura de su predecesor, el maravilloso “Funeral “ del 2004. Esto es una putada y una injusticia. Funeral contaba con un factor sorpresa que ahora se convierte en expectación, cuando se mezclan canciones tan emotivas con la sorpresa inicial el resultado es una delicia que se convertirá en obra mayor si el paso del tiempo la respeta. Pues bien, ahora se espera lo máximo de la banda más elogiada del momento, cosa a la que ayudan David Bowie o Bono, aunque el primero también hablase maravillas de Placebo y del segundo mejor me callo que ya habla él por todo dios.
Con “Neon Bible” (nombre inspirado en la novela de John Kennedy Toole, autor de La Conjura de los Necios) lo que te encuentras no es más que 11 canciones estupendas, en una primera escucha ya se te agarran: “Intervention”, “My Body is a Cage”, “Ocean of Noise” y “No Cars Go” (esta última ya aparecía en su homónimo EP). Épica agradable, original, elegante, con mucha clase, órganos de iglesia y un montón de peña haciendo música desde las entrañas, con emoción y pasión, si es pose me da igual y si no lo es me da lo mismo.
¿Sobreactuados? Seguro, su barroquismo les lleva a eso, si no fuesen tan exagerados les echaría en cara ser fríos y distantes, si es que nunca llueve a gusto de todos. Eso sí, un par de discos más y que se retiren, que no estrujen la vaca de mala manera, que se marchen dejando un intenso sabor dulce en los labios, que se reúnan cada diez años ya gordos y calvos para sacar pelas en plan Pixies y nunca ser recordados como un hype a lo Franz Ferdinand o como unos Radiohead, intentando que cada grabación sea la nueva vara de medir de la música actual.
Arcade Fire vienen a refrescar el panorama musical y se merecen la atención que se les esta dando.
Med Vega (nos vemos en el summer)
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