martes, 24 de abril de 2007

SERIE B fanzine se traslada. 2ª PARTE: Crónicas





CONTEMPOPRANEA'05
Indie en la frontera

Frontera con Portugal se entiende… El Contempopranea 2005 arrancó con fuertes dolores de barriga para el que suscribe este artículo. Pero a base de Aquarius y mucho cachondeo pudimos aguantar hasta el final. Pero vamos a la música que es de lo que va este artículo a fin de cuentas. Dos días de conciertos más un aperitivo de tres grupos maqueteros que abrieron fuego en la plaza de Alburquerque. No estuvo nada mal.

Se cumplían 10 años de la primera edición del festival, y eso se notaba en el ambiente. Todo preparado, homenajes van y homenajes vienen… y un grupo estrella: Los Flechazos. Buena costumbre ésta de rendir homenaje a un grupo mítico. La teoría era que todos los participantes tocaran una canción de este grupo. La práctica nos hizo ver que algunos no la tocaron, o simplemente se les olvidó. Vaya usted a saber.
Primer día de conciertos. Fangoria plato fuerte de la noche. Y no defraudarían. Pero no fueron los únicos protagonistas del día. Vamos por orden. The Sunday Drivers abrieron las actuaciones estelares del festival. Estuvieron totales, con un directo asombroso, tocando sus temas más rodado. Pero como en las otras veces que tuve la suerte de presenciarlos, les sigue faltando un repertorio más profundo. Para destacar, como no, Oh my mind y su último single, Often. Hicieron las delicias de los presentes.
Después llegaría el turno al espectáculo de Fangoria. Sublimes. Mucho pop, pero todos se pusieron a bailar. Bien acompañada en el escenario, con un Nacho Canut excelso, Alaska y su gente hicieron temblar Alburquerque. A sus canciones más populares le sumaron durante toda la actuación una base electrónica de distintos temas míticos de Chemical Brothers, Prodigy y Safri Duo.
El resultado: espectacular. Presentaron el remake de Arquitectura Efímera, y también tocaron canciones míticas del grupo, sin faltar el guiño a Los Flechazos. Un gran concierto, un enorme espectáculo de pop electrónico que llevó al baile a todos los flequillos y gafas de pasta presentes en la zona. ¡Qué no eran pocos!
Le llegó el turno a Maga. Estuvieron bien, muy esperados. Tocaron temas de todo su repertorio, y no olvidaron los guiños con las canciones que más gustan entre su público. A destacar: Celesta, Piedraluna, Diecinueve o Agosto Esquimal. Se portaron Maga aunque quizás no estuvieron tan espectaculares como en otras ocasiones. Pero sabían perfectamente lo que se esperaba de ellos y dieron el do de pecho.
Les tocaba el turno a Australian Blonde. Tenía incertidumbre por este concierto. No son el grupo de power pop que eran en sus comienzos. Tocaron casi integro su último disco, Canciones de Amor y Gratitud. Sin duda un gran disco, pero de estudio. No da para un directo. Y a algunos le defraudaron. Fue un gran concierto, como sin duda su último disco es magnífico, pero no pegan como antes. Además, se nota que Fran está más centrado en su proyecto de La Costa Brava. Eso sí, se metió al público en el bolsillo con el Chup Chup, que sigue siendo un himno casi generacional.
Para cerrar la noche, Lori Meyers. Era la segunda vez que veía a estos granadinos. La primera fue en el Moby, en Madrid. Y estuvieron espectaculares. Están pegando fuerte, y pronto serán cabeza de cártel de un festival de este estilo. El guitarra de nuevo, como la otra vez, absolutamente genial, a lo suyo… Para destacar temas como La Mujer Esponja, Tokio ya no nos quiere o Parapapa.Segundo día de festival. Mención especial para Bombones, que tenían en su repertorio la canción más oída durante todo el festival, y que alguno tenemos puesto de melodía para el móvil. Caló la canción. El tema que anunciaba y presentaba las actuaciones se llama The Guy is in Love. Causó sensación.
Era un día con grupos de menos nombre, pero también hubo actuaciones inolvidables. En lo personal, Cooper. Alejandro Diez, además de cantante de Cooper, era el líder de los homenajeados Flechazos. Y fue el auténtico protagonista. Además inundó el escenario con su pop vivo. Canciones como 747, Cerca del sol, Oxidado, Un nudo en la garganta o Buzo, hicieron bailar al público en uno de los conciertos más esperados del festival.
La principal atracción de la noche fue La Habitación Roja. Un gran directo. Ya llevo varios conciertos suyos, y se puede decir que de lo mejor. Se entregaron al público, y casi les entregan también las guitarras, que acabaron en el suelo. Repasaron su Nuevos Tiempos, y también temas de otros discos que son parte de la memoria histórica del pop nacional: Nunca ganaremos el mundial, Crónico, El eje del mal o Mi habitación, fueron algunos de los temas más destacados.
Mércromina. Los de Joaquín Pascual se despedían del Contempopranea. En un principio este sería su último concierto, pero antes se supo que actuarían una vez más en el Sonorama de Aranda de Duero. Tocaron todo lo que se esperaba, el público pedía canciones, su homenaje particular a Los Flechazos, con unos amigos de Albacete (Zipi y Zape). A destacar de Mercromina, temas de su último disco, como Lo que dicta el corazón, La gran aventura o La montaña más alta del mundo. Pero también repasaron su repertorio más clásico, tanto del disco Bingo, como algunas más antiguas como Psiquiatras del corazón o la mítica Evolution.
Para despedir el festival, Seine y, sobre todo, Astrud, pusieron la nota de color a un gran festival, una gran ocasión para rendir homenaje al pop independiente de nuestro país. Pero quizás se echó en falta algún grupo que hiciera mayor peso en el cártel y lograr así atraer el mayor número de público. Pero, ante todo, chapeau para el Contempopranea 2005.

Fishbone




U2 [ 11/08/05 madrid]
De Vértigo…

Impresionante. Nada más. Así podría acabar esta crónica. Y me quedaría tan tranquilo. Llevo muchos conciertos a mis espaldas, algunos de gente muy grande, pero nada como lo que viví en el Calderón. La música y el espectáculo de U2 me dejaron llevar hasta no darme cuenta si quiera que hubiera perdido a mis amigos por el césped.

Sobre las cinco de la tarde me acerqué a las taquillas para ver el ambiente. Como ya había disfrutado de los teloneros el día anterior, no llegaría al interior hasta que empezaran los Franz Ferdinands. Por fuera mucho buen rollo, canciones de los chicos de Bono, reventa, y calor, mucho calor… pero con aroma irlandés. Una sensación extrañamente agradable.
Pero vamos a lo que vamos. En mi reloj aparecen las 21:59 de la noche. Y se apaga la luz. Aparecen los 4. Con Bono a la cabeza. ¡Buenas noches, Madrid! Tengo la sensación de que esperaban este concierto. Y allá que fuimos. Un, dos, tres,… catorce, y arrancaron el concierto con la canción que lleva el nombre de su gira. Vértigo fue el mejor inicio de un espectáculo dónde lo mejor estaba por llegar.
Se iban sucediendo los temas. Todos conocidos. Y el público empezaba a eclipsar al propio Bono, que estaba asombrado con las voces, los oeoeoeoe, los coros que hacían a sus canciones. Los asistentes al Calderón habían ido a ver el concierto de sus vidas, como yo mismo iba, y Bono puso toda la carne en el asador para que así fuera.
El espectáculo de luces fue entrando en juego, con 4 pantallas en la parte superior, y un escenario monstruoso donde las luces, los videos y todo tipo de imágenes hacían las delicias de los asistentes. Bono, The Edge, Mullen y Clayton evolucionaban y revolucionaban al público, que llegó al primer éxtasis musical cuando sonaban los acordes del I will follow y empezaba a bailar con Beautiful Day.
Pero habría más sorpresas como arreglos de The Beatles, entre canción y canción, además de los esperados alegatos a la unión de las razas, las religiones y a favor de los derechos humanos. Pero la mística arribó al Vicente Calderón cuando la enorme pantalla de video arrancó con los acordes de City of blinding lights. O se puso a uno de los extremos de la plataforma, y con una cinta blanca en la cabeza y unas baquetas en sus manos, aporreaba un tambor cantando Love and Peace. En la cinta, los tres símbolos de las religiones monoteístas. Apoteósico.
Y comenzaron los clásicos. Mi piel de gallina y comenzaban a aflorar las primeras lágrimas entre los que me rodeaban. Y también mis propias lágrimas. De seguido: Sunday Bloody Sunday y Miss Sarajevo, con la que Bono hizo un espectacular homenaje a los muertos de los atentados de Londres, Estambul, y sobre todo Madrid, con el que lanzó un grito de va por ellos, mirando al cielo de Madrid, que parecía llorar de la emoción.
Mas momentos de la noche. Le llegó el turno a New Year's Day, y el césped se convirtió en un enorme mar de brazos. Y a continuación a la mítica I still haven't found what I'm looking for. Tras el grito espectacular que dio Bono al concluir esa canción, aun no me daba cuenta de que yo tenía el privilegio de estar allí.
Soltó Bono, en un español propio de uno de Dublín una frase que quedará en mi memoria: "Tenéis mucho corazón… y muchos cojones". Risas y aplausos. Lo dicho, un auténtico crack de esto. Y la noche continuaba con más temas míticos. Pronto llegaría la canción más esperada por mí, y puso la piel de gallina a todo el mundo, a la par que mis ojos se llenaron de lágrimas. Con Pride, puedo decir que he alcanzado la mayor emoción personal que la música ha conseguido provocar en mí. Si tuviera la oportunidad, algún día le daría a Bono las gracias por esa canción. Pero se las doy desde aquí: gracias.
Se acercaban las doce de la noche y todo tocaba a su fin. Se encaminaba hacia su segundo bis de la noche. Le tocaba el turno a la más esperada por todo en la noche del jueves. Como no. With or without you. Bono dejó al público llevar la voz cantante, y los gritos de los asistentes retumbaban por todo Madrid. Impresionante. Y antes de acabar, un guiño a la comercialidad. Empezaron y acabaron con ella, pero con un mayor acompañamiento de la iluminación.
De nuevo en el escenario: Un, dos, tres,… catorce! Pero ahora cantado por todos los asistentes, que callaban al propio Bono. Y llegamos al final, con un espectacular The End, escrito en la gigantesca pantalla del mastodóntico escenario. Creo que no puedo decir nada más. Bueno, quizás sí, gracias a la música por existir y proporcionarnos momentos como el que pude vivir el jueves 11 de agosto en Madrid. Nunca lo olvidaré, with or without you…


Fishbone












THE WHITE STRIPES

Lunes 17 de Octubre Le Zenith, Paris
Aprovechando la estancia de nuestro delirante corresponsal Med en París, le pedimos que nos fuera comentando los conciertos a los que asistiera, por ello aquí tenéis el primero de ellos, para no distorsionar la información, reproducimos el artículo tal y como él nos lo hizo llegar, sin cortapisas:

Como estoy en un ordenador de estos franceses pues no tengo ni enie de Espania ni acentos, como aqui solo existen estos acentos é,à,ù,è, pues vienen directamente las letras estas en las teclas, asi q necesitara de una supervision, me hubiese encantado enviarlo antes pero estoy mas liado que quiero, en fin, aqui lo teneis:The White Stripes, lunes 17 Octubre. Le Zenith, París.Es muy difícil no disfrutar en un concierto de los White Stripes, mas aun si tienes un dia tan cojonudo como el que estaba pasando y con un par de biéres en el cuerpo.



El concierto fue en Le Zenith, la sala de conciertos mas espectacular de la ciudad de las luciernagas, aunque aun espero ver Le Bataclan y L'Olympia por dentro. Pero Le Zenith, con una acústica asombrosa y un tamanio magnifico; no es enorme pero desde luego no es pequenio, lo hacen un marco maravilloso para disfrutar de la musica en vivo. Por algo esta situado en el centro de un parque llamado ciudad de la musica.A las ocho de la tarde salieron The Greenhornes, un trio que al salir al escenario tenían una imagen que bien pudieran resultar los Dinosaur Jr. pero cuando empezaron a tocar demostraron estar mucho mas cerca de James Brown que de los anteriores. Un bateria espectacular colocado en primera linea sabiendose estrella de este grupo, un bajista que bien parecía un clon de un coleguilla de Granada (dios, pensaba que era el Toni- se refiere a nuestro hacedor Teenage Head-) y un guitarra-voz que trataba de pasar desapercibido, un buen grupo, mucha energia y ganas, espero que vayan al Planta en alguna ocasion, se lo merecen los lechones.Media hora después tuvieron que despejar el escenario porque comenzaba el espectáculo de la puesta en escena de los Stripes; un escenario decorado con plantas de color blanco; una gran manzana roja colgada del techo y multitud de muniecos; tapices y cualquier cosa blanca y roja que se les ocurriço poner, faltaba tan solo Fernando Torres por allí diciendo soplapolleces; claro que el prefiere al canto del loco.

Instrumentos tampoco faltaron en esta puesta en escena; un piano de cola enorme de color negro, un par de guitarras rojas; unos bongos; un xilófono, micrófonos por todos lados para que el bueno de Jack se paseara por donde le apeteciese y y una batería que es un caramelo; además de una mandolina que había por allí pero que ni tocaron. Tras unos tres cuartos de hora inacabables de preparaciones y con el batería de los Greenhornes sacando fotos de aquel montaje tan colorido, saltaron - literalmente- al escenario los dos muchachetes estos de Detroit. Arrancaron con "Black Math" y los parisinos estos se volvieron completamente locos; comenzaron a empujarse y a tirarse unos contra otros, a hacer surf sobre las cabezas, a meterle mano a toda chiquilla desprevenida que había por allí; en fin; un hedonismo tan extremo que solo tiene explicación por lo increíblemente amargada que es esta gente en sus vidas cotidianas. A estos los quisiera yo ver en un concierto de Standstill, ¿como reaccionarian???? Todo esto a los Stripes les daba mucho mas que igual; de lo cual me alegro y se dedicaron a tocar con velocidad, brio, energia, buen rollo, mejor humor y una mezcla de salvajismo e inocencia que puede que sea la esencia de ese duo.

No han inventado nada y no creo que lo hagan; pero lo que hacen lo hacen muy bien y no son para nada opacos; transmiten luz que eso ya es mucho.Continuaron con "Fell In Love With A Girl", que es una maravilla de 1:50 minutos de puro nervio. Otros momentos destacados fueron las perlas de "I Just Don't Know What To Do With Myself" voceada por el paranoico publico, "Blue Orchid" de su ultimo disco o la belleza y sutileza de esa "Jolene". "There's No Home For You Here " repleta de inocencia, punto que le da la presencia de la delicada Meg. Bueno, tras un bis, salieron tocaron "Seven Nation Army" la gente acabo de volverse loca y todos a sus casas, yo eche en falta tan solo a mis companieros de conciertos en Granada, esos dos que se parecen menos de lo que parece y al gran Phil, que estaria probablemente en el Planta o en la Copera presenciando a Henry o a de brrrrr...

Med Vega (esta es choco; es mucho mejor que esa mierda que te vendian los negratas de Amsterdam, no estamos en Compton, la heroina ha vuelto)










FRANZ FERDINAND + KAISER CHIEFS
[11-8-05 Madrid]

Desembarco británico en Aqualung. Los dos teloneros de U2, Kaiser Chiefs y, sobre todo, Franz Ferdinands, hicieron escala en la sala Aqualung de Madrid antes del esperado concierto con el grupo de Bono. La cita fue el pasado 10 de agosto, agotando entradas, y ambos grupos mostraron que el panorama musical británico está más fresco que nunca.
Los primeros de la noche fueron el quinteto de Leeds, los Kaiser Chiefs, que venían de triunfar en el FIB. Con multitud de coros, un piano más que acertado y muchas voces secundarias, se metieron al público asistente en el bolsillo, con temas que ya empiezan a sonar en el subconsciente de muchos de los asistentes al concierto. Los británicos repasaron de arriba abajo su disco Employement.
Destacaron temas como Every I love you less a less, el tema que abre el disco, y posiblemente el más bailado y cantado. Pero causaron la exaltación de los presentes con los dos temas más conocidos I predict a Riot y Oh my god. No faltó el espontaneo, los guiños en español, los coros la la la la, que hacían que el público tuviera cada vez más ganas de música. Kaiser Chiefs se fueron del escenario dejando la sensación de que pronto estarán en Madrid de nuevo, pero esta vez con gira propia.
Y llegó el turno para los protagonistas de la noche. Se acababa de anunciar una próxima gira que les traerá de nuevo a España en diciembre, concretamente a Madrid y Barcelona, para presentar nuevo disco. Así que los asistentes esperaban ansiosos algún adelanto de este próximo trabajo.
Alex Kapranos y Ray Davies, los guitarras de los Franz, se portaron con los asistentes. Todo ello acompañado de una base rítimica muy adecuada y un bajo excepcional, aunque en realidad un poco soso, comparado con sus compañeros de escenario. Y tocaron todo lo que podían tocar, además de venderse como los mejores teloneros de U2. Y el adelanto del nuevo disco, no se hizo esperar. Do you want to se llama el primer single del disco que saldrá a la venta en noviembre.
Pero vamos al concierto. Los fans estaban dispuestos a dejarse llevar enseguida, así que fue el Take me Out, la canción que antes consiguió animar al público. Franz Ferdinands engancharon enseguida al público asistente al Aqualung con un aire divertido, con algo de la típica arrogancia inglesa.
Luego vendrían temas como This Fire o Tell hell tonight, todos muy conocidos y cantados por los que estábamos allí presentes. Pero si hay que destacar dos momentos de la noche, hay que centrarse en dos canciones que levantaron todo tipo de sentimientos en la plataforma de la sala Aqualung de Madrid. Por un lado, el primer single del grupo, la afamada Jacqueline. Impresionante.
Fue disfrutada por Kapranos mientras la interpretaba, y su cambio de ritmo volvió locos a los fans de los Franz Ferdinands que abarrotaban el Aqualung. Uno de los cambios de ritmo en una canción más impactantes que un servidor ha vivido en directo. Y el otro tema de la noche fue la esperada The dark of matinee, posiblemente su canción más bailable, dónde el bajo adquiere un mayor protagonismo. Se alcanzó un momento de éxtasis musical en Aqualung. La comunión entre el grupo y los asistentes fue total.
El grupo se despidió tras un bis, habiendo hecho las delicias del público. Dejó entre los asistentes un aire a lo Joy División. Yo por mi parte me despedí de ellos hasta el día siguiente, donde harían de teloneros de U2. Pero ni ellos, ni los Chiefs, destacaron tanto, sea por las horas, por la cantidad de gente, y sobre todo, porque los presentes en el Vicente Calderón esperaban solamente por ver a Bono y compañía. Mientras el jueves, Franz Ferdinands eran el aperitivo, el miércoles, en el Aqualung, fueron una auténtica delicatessen. Fantásticos.

Fishbone









METROROCK 2005
Por fin Madrid es algo más que FESTIMAD.Jornada del Sábado


La hora del Metro… y el rock
Ya era hora de que Madrid contara con un festival al que se pudiera llegar en Metro, en un sitio perfectamente acondicionado para pasar una buena tarde, escuchando buena música. No pude asistir al viernes por curro, significando eso que no asistí a Mando Diao o Sidonie, pero lo del sábado mereció la pena.
El recorrido festivalero de siempre: llegada, pulserita, inspección, robo de tapones a las botellas, promociones, más promociones y un escenario enorme para disfrutar de la música. Pronto empezaría el espectáculo personal para mí: La Habitación Roja. Tenía claro que iban a repasar el Nuevos Tiempos, pero hicieron un repaso de toda su discografía. Empezaron con el Van a por nosotros, de su último trabajo y luego siguieron temas como Mi habitación, Crónico o Nunca ganaremos el mundial. Uno de los mejores momentos: El eje del mal, dedicada a Rouco Varela.
Después The Sunday Drivers. Los de Toledo estuvieron impresionantes. Además fue el momento de tumbarse en el césped y escuchar buena música. Se portaron repasando todos sus éxitos, y levantaron a todo el mundo con el On my mind. La tarde se iba animando y el buen rollo se notaba en toda la explanada del escenario MetroRock.
Llegó el turno de La Buena Vida. Con Irantzu embarazadísima, pusieron los pelos de punta a más de uno y más de dos, entre los que yo me encuentro. Canciones míticas de este gran grupo. En un tiempo feliz, Un actor méxicano o una versión de Nadadora de Family hicieron las delicias de los poppies. Pero lo mejor estaba por llegar. Hicieron el primer bis de la tarde: la canción más esperada, al menos por mí, Los Planetas. Empezaba a caer la tarde, los pelos de punta, el sol cayendo,… Impresionante. Durante un momento pasó por mi cabeza que Jota se dejase caer pero no fue así… Aun así, increíble.
La cosa se animaba y llegó el turno a los Morcheeba. Se portaron los británicos. Arrancaron con el Everybody Loves a Loser, de su último trabajo Antidote. Luego llegaron repasos a temas míticos de esta banda. Una cantante entregada, un bajista genial y mucho buen rollo en el escenario principal del MetroRock 2005. La noche se animaba, pero lo mejor estaba por llegar: Beck. Pero él merece una crónica en aparte.

Madrid se rinde ante Beck
Impresionante. Se merece una crónica aparte. Beck conquistó a los madrileños y no madrileños presentes en el MetroRock. El mejor fin de fiesta posible. Espectáculo de luces, efectos y sobre todo buena música. Sus últimas actuaciones en España habían dejado un regular sabor de boca. Pero parece que el chico, cuando es cabeza de cartel, se lo curra mucho más. Muchos seguidores decían que era su mejor actuación en España. No se si la mejor, pero sí impresionante.
Dio un repaso a su discografía, con canciones míticas, pero sobre todo se centró en el Guero, su último trabajo. Una introducción espectacular, un amplio instrumental y una aparición estelar. Con un chaleco y un sombrero, el rubio se presento en el escenario a comerse Madrid. Y lo consiguió.
Arrancó con temas de su último trabajo, llegando al delirio con el Qué Onda Güero. Durante todo el concierto deleitó con unos solos impresionantes. Hizo moverse a la gente con el tema Girl.
El concierto llevaba un buen rato, pero no éramos conscientes de lo que nos esperaba. Primero el espectáculo. Se atrevió a tocar un banjo. Impresionante, absolutamente único. Hizo un punteo con el banjo que dejo a todo el mundo con la boca abierta. Luego llegó el turno de una canción que esperaba mucho: Send a message to her. Además también tocó temas antiguos como el Loser, que llenó al público de recuerdos y más buen rollo.
Y llego la parte acústica del concierto. Nos dice con un perfecto inglés que su grupo se va a sentar a tomar algo. El toma una guitarra acústica y empieza a cantar unos temas. El grupo bebía y reía. Pero de repente el delirio. Empiezan a hacer música entre ellos con lo que había en la mesa: tenedores, platos, vasos, palillos,… La gente no se lo podía creer. Y el ritmo iba a más. Beck se acercó y empezó a acompañarles.
El concierto se acababa pero nos deleitó con un bis, de nuevo el E-Pro, para conseguir que el público se desgañitara cantando eso de lalalalalalala... Bueno, me entendéis. Al final quedó el solo, agradeciendo la asistencia. Agradecidos estábamos nosotros por aquél espectáculo. Un MetroRock inolvidable…
El flipao
Este personaje del concierto de Beck merece sin duda un despiece aparte. Un elemento que pululaba por el escenario bailando, moviéndose, tocando la pandereta, gesticulando, gritando,… Un espectáculo. Vestido de negro, con gafas retro muy oscuras y un peinado extraño, era capaz de concentrar la atención en todo el escenario. En seguida fue bautizado como el flipao. Acabó el concierto, durante el bis de E-Pro, vestido de astronauta, con un traje de neopreno blanca y un casco, tipo Darth Vader, en blanco. Impresionante.

Fishbone











STANDSTILL + [NCHI2] + APPLEBITE
Sala EL TREN. Granada. 29 de Abril de 2005

Antes de comenzar a contar más o menos cómo se dió la noche, tengo que decir que hablaré en particular del concierto de Standstill y haré un breve comentario sobre la actuación de los madrileños [nchi2] (a qué me recuerda este nombre?.....), por lo que me ahorraré mentir y mejor directamente decir que al grupo granadino applebite no lo vimos. Y no lo vimos porque, como es costumbre en nuestros círculos, decidimos improvisar uno alrededor de una botella para aderezar con algo de líquido el previo a los conciertos de esa noche.La impresión que me dejaron [nchi2] es la de que pudieran ser un grupo con mucha aceptación por parte de consumidores del sonido Nu-metal que actualmente suena en los EEUU, tipo Limp Biskit, y de bandas patrias como son, en una rama más mestiza, O´funkillo. Mezclando algo de rap con gritos y distorsión metalera. Con buen sonido, personalidad y una voz que no acababa de cojer el tono. Pero prefiero quedarme ahí y no decir mucho más ahorrándome algún comentario (soez) personal sobre alguno de los miembros porque no viene al caso, ya que no soy deboto ni mucho menos de este estilo.Cuando subieron Standstill lo primero que comprobamos es que Elías había sido sustituido por otro bajista (Ricky Falkner, que se aprendió el repertorio de la banda en dos semanas), y gracias al cual, no se suspendió su concierto. Tengo que decir que el sonido fue brutal durante toda la noche, se oía claro y alto, para algunos demasiado alto, pero éso no hizo sino engrandecer la apuesta de los catalanes.
Aunque se les presumió algo irónicos con la actitud del público durante todo el concierto, no influyó en su dedicación, cortesía y entrega. La evolución del quinteto desde el hardcore hacia pasajes cada vez más envolventes y casi hipnóticos conformó el grueso de su directo, centrado en su último Lp "Standstill" y el anterior "Memories Collector". Los momentos más intensos quizás fueran algunas de sus canciones en castellano, como la emotiva "Cuando", el desquicio de "Un gran final" y "88:88", o la mejor, perfecta "Poema nº 3". Pero mantuvieron la línea con las descargas físicas que son "Mathusalem Syndrome" y "Memories Collector". Un concierto adrenalínico, pero a la vez disfrutable en los pasajes sonoros de reflexión y caos (también derivados de las programaciones pregrabadas), de ejecución milimétrica y visceral, desprendiendo sentimientos y sudor. Standstill demuestran en su directo que tienen controlado por completo su sonido, que conocen sus posibilidades perfectamente y , haciendo uso de ellas hacen de su música un espectáculo demoledor, una apisonadora versátil.En la parte final del concierto, para regocijo de sus fans más puretas, rescataron temas de su primer album ("Words" y "two minutes song"), en un bis que, más que solicitado por el público, fue casi exigido con la tradicional "malafollá granaína". Se despidieron con "Dead Man Pictures", demostrando que sus inicios hardcore no fueron más que el punto de partida de un estilo que ha terminado por ampliar dimensiones hasta límites que seguro no preveían.
En mi opinión, pasaron la prueba del directo de su nuevo album en castellano con sobresaliente, otra vez.

Zeta













NADA SURF + CLOVIS
Industrial Copera. Granada. 2 de junio de 2005

El día 2 de junio nos dirigimos al polígono de Armilla Med Vega, Zeta y su acompañante, y el que abajo firma. El motivo era la presencia en la sala Industrial Copera de los neoyorkinos Nada Surf coincidiendo con su gira de presentación de su último "Let Go".Personalmente no podía desaprovechar semejante oportunidad, aun sabiendo que hace años que perdimos la pista al trío, pero es que sus dos primeros albumes son muy frecuentes desde hace años en mi equipo de música.

Corría el año 96 cuando Nada Surf irrumpieron en la escena norteamericana con su album "High /Low" (abalados por Rick Ocasek de The Cars a los controles) y más concretamente con su single "Popular", que supuso una verdadera revolución en la escena del momento, convirtiéndose en himno habitual de las emisoras de radio universitarias. La frescura y la rabia de la canción caló de inmediato entre la juventud, y las ventas y la popularidad, curiosamente, no tardaron en aparecer. Y es que Nada Surf resultó ser una propuesta inteligente, enérgica y con un buen gusto inherente innato en aquél momento. Sus miras apuntaban a Boston, a principios de década, consiguiendo el eterno equilibrio entre distorsión y melodías agradables, no por ello exentas de mala leche.Pues bien, esta actitud podía volverse contra ellos en sus trabajos siguientes, por lo menos, por lo que yo sabía hasta el otro día; en su segundo álbum "The proximity effect" mantenían la senda de su primer cd con un trabajo muy a la altura. Digo por lo menos, ya que en sus dos siguientes álbumes les había perdido la pista.

Nada más comenzar su actuación, pude advertir lo que ha ocurrido con el grupo durante estos últimos años. Sabía que los temas que yo conocía a priori iban a aparecer con cuentagotas, pero estaba ilusionado en descubrir las nuevas canciones con la emoción que supone la primera escucha. Pero por desgracia me sentí defraudado al instante porque lo que yo esperaba no sucedió. Me explico. Para mí los sonidos procedentes del moise y del punk era lo que hacía atractivos a Nada Surf, esas baterías con constantes cambios de ritmo, esas estructuras atípicas. En cambio lo que ha ocurrido es que esta joven banda ha ido dejando atrás esa peligrosidad, en beneficio de su lado más pop, más accesible y más simple, dejando claro eso sí que, aunque me decepcionaran en ese aspecto, sus nuevos temas no son en absoluto gratuitos.Habría que decir que su música rezuma powerpop de calidad por los cuatro costados, los estribillos son alegres en la mayoría de los casos, pero lo que ha hecho importante a Nada surf es su disposición al directo, al contacto con el público (muy numeroso y coñazo en esta ocasión). Supongo que tras el éxito que supuso su debut giraron tanto por los U.S.A que han logrado hacerse con una puesta en escena muy seria y sin ninguna fisura. En todo momento sonaron compenetrados, potentes, llama mucho la atención la energía con que el español Daniel Lorca saca partido a su bajo y sobre todo la precisión metronómica y versatilidad de Ira Elliot a la batería (todo un personaje, por cierto).

El concierto fue técnicamente perfecto, el sudor se apoderó del personal en constante movimiento, todos los ingredientes de un concierto de rock and roll estaban presentes en la olla a presión en que se convirtió la sala Industrial Copera (increíble el sonido una vez más). El trío fue de lo más agradecido con su repertorio, hasta el punto de que fueron tres las veces que volvieron al escenario tras haberlo abandonado (bien es cierto que el público granadino prácticamente lo exigió a modo de gritos y abucheos como es habitual) pero el momento de la noche fue justo el del tercer bis. El grupo sale del camerino, pero resulta que vienen acompañados de otra persona, nada menos que el omnipresente Eric Jiménez (Los planetas, Lagartija Nick) que como en otras ocasiones ejercería de anfitrión (suponemos que invitando a los músicos con una sustanciosa degustación de "productos de la tierra"). El batería granadino hizo referencia a La Virgen de las Angustias y a Fray Leopoldo de Alpandeire e introdujo así de forma curiosa la guinda de la noche: "Popular" (quizá la otra fue el medley "Stalemate/Love will tear us apart"). La gente alcanzó así el éxtasis, más aún sabiendo que la fiesta tocaba a su fin. El buen sabor de boca que dejó el single ayudó a recordar ese jueves como una noche inolvidable y un muy buen concierto. Tampoco lo olvidará una espontánea que subió al escenario a popularizarse bailando.Por otra parte hay que decir que el directo de Clovis pasó un poco desapercibido porque muchos ni siquiera conocían a la nueva banda de Fino Oyonarte (Los Enemigos) y por que la mayoría estaban esperando impacientes lo que vendría después. El dúo que forma Fino con su compañera Cristina Plaza resultó sonar de lo más simplón, incluso por momentos algo soporífero. La música que los madrileños ofrecen en su hasta ahora único trabajo no supone ninguna novedad, es cierto que en el EP hay buenas canciones, pero el problema se presenta a la hora de trasladarlas al escenario. Quizá el formato de guitarra acústica y voz, con la puntual ayuda de una melódica y unas programaciones, no sea el más apropiado. Les haría justicia una formación con batería, bajo y otra guitarra de apoyo. Me extraña que con las amistades que tiene esta pareja no hayan decidido incorporar más músicos a día de hoy. Desgraciadamente sólo cabe destacar el hecho de que interpretaran "En un mundo tan pequeño" de Mercromina.

Sithbass













Interpol
atraca la Riviera...

Con todo su sonido atracó Interpol en la mítica Riviera de Madrid. De esos conciertos que entran bien por todos los poros del cuerpo. Una puesta de escena increíble de un grupo que cerraba la gira de presentación de Antics en esta ciudad. El concierto arrancó con el Not Even Jail, simplemente impresionante. Pero lo mejor estaba por llegar. Convirtieron canciones que antes sonaban solo por unos altavoces o los cascos de un MP3 en auténticos himnos.
El éxtasis llegó con Evil. La canción más esperada por un auditorio a reventar y ganas de dar todo lo que pudieran a un grupo que se bajó de su nube para dar un espectáculo para el público. ¿Y qué decir de Slow Hands? Era la canción que, al menos yo, más esperaba. Los primeros acordes de la misma, hicieron brotar esas cosquillitas que uno siente en la barriga cuando pasa algo a nuestro alrededor que nos emociona de verdad.
Repasaron el último disco al completo, y tocaron varias canciones de su primer trabajo, el sorprendente y premiado Turn on the bright lights. Los neoyorquinos, con Carlos, el cantante, a la cabeza fueron capaces de ganarse al público con unas pocas frases en español. Bueno, unas pocas palabras. "Buenas noches Madrid" o "Estamos felices de acabar aquí la gira", fue repetido por el cantante y guitarra del cuarteto en infinidad de ocasiones. Cuando tuvo que hablar algo más, recurrió al siempre socorrido inglés. Pero más o menos se les entendía. Estos neoyorquinos…
Otros temazos que impactaron en la hora y media (se hizo muy corta, por cierto) de concierto fueron una extraña versión de su Next Exit, con mucha distorsión y efectos geniales. También NARC o C'Mere hicieron las delicias de los presentes, entre los que tuve la suerte de estar.
Un concierto genial, sorprendente y que no defraudó para nada. Si acaso, solo que se hizo algo corto y solo hicieron un bis. Luego, darte cuenta de que no hay nada mejor que ir a algo así en buena compañía, y hacer un par de llamadas, de estas puteantes, a amigos y amigas a los que Interpol les encanta. Nada más para los amigos de Serie B. Sigo por aquí luchando por ir a mil conciertos. Informaremos.

Fishbone







AZKENA ROCK FESTIVAL 05
2 y 3 de Septiembre 2005 Recinto Mendizabala


Wilco, Social Distortion, Gov't Mule, Monster Magnet, QOTSA... Con un cartel así, debía tratarse de la mejor edición del Azkena Rock Festival hasta el momento. Y así lo fue, por éste y otros muchos aspectos: sin las caidas a última hora que el año pasado nos privaron de 16 Horsepower o The Soundtrack Of Our Lives; un nivel musical en general más que notable; el excelente trabajo de la Crew de escenario y el buen ambiente reinante entre los asistentes (unos 30 mil entre los tres días, según los datos facilitados por la organización) han confirmado al Azkena Rock como el festival más destacado del panorama nacional y uno de los de mayor prestigio de nuestro continente.

JUEVES 1 DE SEPTIEMBRE

Los encargados de abrir la edición del 2005 fueron los gasteiztarras Soulbreaker Company, víctimas de un feo detalle por parte de la organización, que les hizo comenzar cuando aún no estaban abiertos al público los accesos al recinto. A pesar de todo, su directo fue una agradable sorpresa para muchos, destacando la presencia escénica de su vocalista Jony y la labor al hammond y la harmónica de Txiki, que nos hizo recordar por momentos a Brother Cane. Seguiremos muy de cerca los pasos de esta banda, que llenaron el escenario Azkena de un denso aroma a los primeros Black Sabbath.

Tras ellos, Los Deltonos dejaron clara su decidida voluntad de no mirar atrás, y dedicaron su hora de concierto a darle rodaje a su nuevo disco. Con respecto a alguno de los shows que dieron en salas españolas recientemente, los temas de "GT" ganaron en calidad con la presencia de la steel guitar a cargo del segundo guitarra, pero el show se le echó en falta algo de la enérgica comunicación con el público que siempre les ha caracterizado.

The Steepwater Band fueron la gran revelación. La voz de Jeff Massey dejó en Chicago los registros de Paul Rodgers y Chris Robinson presentes en "Dharmakaya", y empapó su garganta con tragos del gran Johnny Winter, lo que acabó contagiando su manejo del slide. Todo ello acompañado de la que probablemente fue la mejor base rítmica que se pudo ver en el recinto el fin de semana.

El Azkena Rock siempre ha contado con detalles que han llevado hasta sus asistentes la sensación de que se encontraban en un festival especial, donde realmente se ama la música. Si las ediciones anteriores nos encontramos con conciertos matinales de americana o un oportuno y sentido homenaje a Johnny Cash, en 2005 la nota especial corría a cargo de la presencia de una "banda sorpresa" (con muchas comillas, ya que todo apuntaba desde hace tiempo a que se trataba de Wilco) y de un cierre de fiesta con una jam session. Aunque el resultado no estuvo ni mucho menos a la altura de las expectativas, la fiesta del jueves nos dejó muy satisfechos.

En primer lugar, Wilco no tardaron en quitarnos de la cabeza la idea de que habían preparado para el jueves un set lleno de versiones de grandes clásicos (decepción parecida a los Urge Overkill en 2004) y muchos nos quedamos con las ganas de escuchar las interpretaciones de Blue Öyster Cult y Byrds con las que sonorizaban en su última gira . Al margen de esto, la banda de Tweedy, que dedicó un sentido recuerdo a la tragedia de New Orleans antes de tocar "Jesus, etc", ofreció un buen concierto, con una selección de temas de sus dos últimos discos. Aún así, se superaron a sí mismos al día siguiente, y con un set-list prácticamente calcado, mostraron una mayor entrega e inspiración a la hora de plasmar en directo los escondidos matices de su obra "A ghost is born".

Muchos eran los rumores que apuntaban para la Jam Session sorpresas como un mano a mano entre Tweedy y Mike Ness recordando a Cash, o incluso una reunión de los míticos Kyuss. Pero ante la inviabilidad de ambas opciones, nos encontramos con un show en el que participaron miembros de las distintas bandas que se dieron cita el jueves (incluyendo a Hendrik Roever y exceptuando a Wilco), con la incorporación de Patterson Hood y Jason Isbell, guitarras de Drive-By Truckers, algo bastante coherente en definitiva, teniendo en cuanta las múltiples referencias musicales que compartían todos ellos. La Jam, que no se alargó demasiado ante la escasa receptividad del público, nos dejó algunas sorpresas como los homenajes a Mountain (con especial protagonismo de los Soulbreaker Company), a los recientemente desaparecidos Karate e incluso un "I´m Eighteen" de Alice Cooper por el que ya mereció la pena no caer en la tentación de irse a la cama a prepararse para lo que se nos avecinaba los días siguientes.

VIERNES 2 DE SEPTIEMBRE

Las escasas y resacosas almas que decidimos acercarnos el viernes a echar un vistazo a los Split 77, nos encontramos con un sol inhumano (más propio del jerezano Serie Z, y que sólo se acabó rindiendo ante la presencia de Warren Haynes) y con la única banda del festival que tiene entre ceja y ceja el pop-rock y la electrónica de los 80, con claras reminiscencias de Joy Division.

Les siguieron los ingleses Towers Of London, que a pesar del lamentable estado en que se encontraban el jueves por la noche, despacharon al personal con una festiva descarga de himnos sleazy-punk.

Turno de los Rose Hill Drive, que al igual que The Steepwater Band mostraron una gran precocidad en sus ardientes relecturas del mejor rock de los 70 (muy destacables sus guiños a Black Sabbath y el "Inmigrant Song" de Led Zep con el que se despidieron).

De entre todas las ramas de la familia Kyuss que se dieron cita en el recinto Mendizabala (QOTSA, Brant Bjork, Nick Oliveri con los Dwarves), fue Chris Goss y sus Masters Of Reality el que protagonizó el más hipnótico de los conciertos, demostrando que clase, elegancia y oscuridad son ingredientes que hacen aún más grande al hard-rock. Anecdótica fue la colaboración de Nick Oliveri, definido por Goss como un "hermano".

Nada más salir al escenario, con Patterson Hood pegándole tragos a una botella de Jack Daniels mientras hacía playback con la canción de Ray Charles que sonaba de fondo, los Drive-By Truckers dejaron claro que iban a encarnar la faceta más sureña del festival. Conscientes de las expectativas que habían generado (hasta Hendrik Roever se encontraba entre el público disfrutando como un cabrón, lo cual habla mucho, y bien, del nuevo rumbo tomado por sus Deltonos), los DBT no defraudaron a nadie, y echaron mano del Decoration Day y del Dirty South para plantarle cara a un sol cada vez más inhumano, al que no parecía gustarle demasiado Neil Young & Crazy Horse.

Convertidos en los abanderados del Azkena Rock, después de haber protagonizado la gira de presentación del festival, Gov't Mule fueron la banda más perjudicada por los problemas de sonido (lo que no hizo que Warren Haynes perdiera la sonrisa en ningún momento) y el escaso tiempo que les concedía su posición en el cartel. Pese a todo, ofrecieron un gran concierto, despidiéndose de la mejor manera, con una increible "I can't quit you baby" de W. Dixon, vía Led Zeppelin, que puso el broche de oro a un repertorio al que sólo se le puede achacar la insistente ausencia de "Soulshine", del que aún no han podido disfrutar sus fans en España.

Tras Wilco, Social Distortion y sus himnos de punk-rock (poco adecuados para conducir el coche hasta el recinto), tomaron el escenario Heineken. Apoyado en un repertorio increible, que se puede permitir obviar trabajos de la calidad de "Somewhere between heaven and hell", el magnético Mike Ness nos dió toda una lección de lo que significa el carisma en el rock and roll, arrebatándole definitivamente a Jagger su "Under my thumb", y mandando recados tanto a los Guns (algo paradójico teniendo en cuenta que su batería Chalie Quintana tocó con Izzy Stradlin) como a nuestro buen amigo Bush, al que tachó de "cocksucker" (traduzcan ustedes) antes de dedicarle "Don't drag me down".

Ian Gillan debería agradecerle a Mike Ness el hecho de que dejara al público con tantas ganas de pasárselo bien que fuera capaz de perdonar que su cascada voz quedara muy lejos de estar a la altura de un nombre como el de Deep Purple. Con todo, los Purple se mostraron voluntariosos y sonaron bien, regalándole a un público totalmente entregado clásicos como "Speed King", "Strange kind of woman", "Highway Star" y sobre todo, un "Smoke on the water" que contó con la inesperada colaboración de Warren Haynes, con cuyo duelo de guitarras con Steve Morse le devolvió el favor a Roger Glover (que en alguna ocasión había colaborado con los Mule).

Los Dwarves cerraron la jornada del viernes con un show divertido, a base del punk más speedico (no apto para todos los estómagos), del que merece la pena destacar la presencia de Nick Oliveri acompañando a los berridos de Blag Dahlia, así como el ya habitual empeño del guitarra HeWhoCanNotBeNamed, enmascarado y completamente desnudo, en mostrar al público sus encantos fálicos.

SABADO 3 DE SEPTIEMBRE

Aún estaba en el restaurante cuando los Hash, a quienes presento mis más humildes disculpas, abrieron la jornada sabatina con su blues del Delta, del que no pude disfrutar.
Llegué a tiempo para comprobar que Brant Bjork se desenvuelve con la misma solvencia detrás de las baterías de Kyuss y Fu-Manchu que empuñando la guitarra de la banda que lidera, creando unas atmósferas con claro sabor al rock psicodélico y hendrixiano de finales de los 60, con versión del "Sunshine of your love " de Cream incluida.

Los Electric Six y su pachanga garage-disco, con temas como "Gay Bar" (que bien le podían haber dedicado a Rouco Varela y al foro de la familia) montaron una fiesta divertida, bajo el mismo sol vengativo de la jornada del viernes (lo que hizo que muchos prefirieran bailar a la sombra).

Con la misma pinta que el Mick Jagger de la gira del 82 (exceptuando el casco vikingo), y una manera de moverse aprendida en la misma escuela de Iggy Pop a la que asistió la siliconada Texas Terri (a la que supera en cuanto a clase y buen gusto), Juliette Lewis mostró buenas maneras, y secundada por una banda más que solvente (destacando la contundencia del batería, que destrozó el parche de la caja a la segunda canción) dejó satisfechos a los muchos morbosos que se agolparon ante el escenario.

Desde el año pasado, la organización ha tenido el rock hecho en Australia entre sus preferencias, y tras haber confirmado en 2004 a Radio Birdman y los continuos esfuerzos por traer a los Hoodoo Gurus, las antípodas tuvieron en Beasts of Bourbon a unos embajadores de lujo. Sin lugar a dudas, los más salvajes del fin de semana, con un Tex Perkins decidido a cuestionar la supremacía etílica de Shane MacGowan, haciendo volar sobre el público cerveza, una de sus botas, y por supuesto, los mejores temas de las Bestias, como "Dropout", "Chase the Dragon" y un coreado "Ride On" de AC/DC.

Al igual que Australia, el neoyorkino CBGB'S también ha estado en el punto de mira de los organizadores (recuerden los conciertos de Dictators y New York Dolls). Esta edición les tocó a Television, que contrapusieron a la intensidad física de los Beasts una intensidad más cerebral, basada en unos juegos de guitarras que pese a sonar perfectos, no fueron del agrado del sector más duro del público, que prefirió comer algo. En un repertorio basado como no podía ser de otra forma en el "Marquee Moon", desentonó bastante un innecesario "Knockin' on heaven's door" de Dylan.

Con instrumentos prestados, al haber perdido los propios en un aeropuerto, Bad Religion tocaron en el escenario Azkena al calor de miles de chavales (y otros que querían volver a serlo) que disfrutaron de los temas clásicos de la banda (mucho mejor recibidos que los más recientes) escupidos en un final apoteósico, que incluyó "Modern man", "You", "American Jesus"...

Reunidos de nuevo con su formación original, los Pogues cerraron muchas bocas demostrando que son un grupo perfecto para cualquier festival de rock que se precie, y con su folk-punk hicieron que la gente moviera el culo incluso en el stand de merchandising. MacGowan, que cantó y se animó con la tin whistle, no sólo aguantó sin caerse al suelo hasta el final, sino que volvió a salir con los suyos hasta en dos ocasiones, regalándonos en una de los bises "Fiesta", que terminó de poner todo patas arriba.

Los Queens Of The Stone Age, probablemente el mayor reclamo del festival, estuvieron a la altura de las expectativas, y ante un público totalmente entregado, hicieron toda una exhibición en la que la mayor protagonista fue la pegada del batería, Joey Castillo, tan contundente que la Crew de escenario se vió obligada a poner un refuerzo en la caja. Por motivos un tanto oscuros, Mark Lanegan no pudo asistir, y por esta razón Josh Homme dejó de lado temas como "In The Fade" sacándole polvo al primer disco, con "If Only" y "Regular John", que acabaron siendo los mejor recibidos junto con "Go with the Flow".Chris Goss acabó confirmándose como el perfecto mediador en el conflicto entre Oliveri y Homme, siendo invitado por éste para poner voz al tributo al LSD "Monster in your parasol". Homme cerró el concierto deseándonos sexo a los asistentes con un "No one knows" cargado de vertiginosos cambios de intensidad.

Conscientes del cansancio del público tras tres días de conciertos, Monster Magnet se dejaron en casa las interminables jams psicodélicas de su última visita a España y protagonizaron un magnífico cierre al festival con un repertorio que, basado en el "Monolithic Baby!", obvió por completo el desafortunado "God says no". Acompañado de guitarra, bajo y batería, (el ex-Raging Slab Bob Pantella), Dave Windorf echó mano en alguna canción de su guitarra y se mostró como uno de los mejores frontman de nuestro tiempo, poniendo con "Space Lord" un inmejorable broche de oro a la que ha sido la mejor edición del Azkena Rock Festival.


Teenage Head

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