Durante mis últimas horas de trabajo, antes del concierto, empecé a pensar que sería más que probable que no fuese algo digno lo que iba a ver, recuerdo los 3 temas que pude ver de ellos en el Summercase y aunque estuvieron bien, el estado de Ryder estaba más próximo a un Paquirrín rumbero que a uno de los iconos del Madchester de finales de los 80, de modo que temblaba ante como podría presentarse un par de años después. Para evitar eso, y tras repasar mi código ético nutricional (no comer huevos en estado de descomposición, no beber leche agria y no mojar el pan en agua), como no decía nada de emborracharme solo, me metí en el cuerpo un litro de Schoënbrau (cerveza del Dia a 0.42€ la lata de 0.5l). Mi intención esa noche: pasarmelo bien ya que críticar a esta gente es demasiado fácil.
Tras más de dos horas de desesperación, aparecierón los Mondays al son de Kinky Afro, Bez y Ryder salieron abrazados y me llamó la atención que el frontman está menos gordo, marcando unas tetas que ya las quisiera para sí la muchacha de los Serrano, pero más delgado que en el primer Summercase. De segundo plato God’s Cop. Gorra a un lado, con un vaso en una mano y micrófono y cigarro en la otra, el estático Ryder cantaba como siempre, fatal, faltándole el aire incluso para silbar, pero con ese deje chulesco tan suyo. Bez empezó a bailar (no paró en ningún momento de animar al público) y dejó claro en un par de minutos cómo un personaje incapaz de hacer sonar unas maracas es al mismo tiempo indispensable en una banda. Sus continuas arengas al público provocaron que un par de espontáneos se subieran al escenario y con ellos más y más gente, uno de ellos agarró a Bez del cuello y lo tiró al público, Bez se liberó como pudo y volvió al escenario sin camisa y con varios arañazos en su pecho, como Iggy, como los grandes. Los guardaespaldas desalojaban gente, pero el mismo que tiró a nuestro freakie dancer volvió a intentar arrojarlo llevándose una tollina que le costó el equilibrio a Bez y junto a él se fue el sonido de las voces. Shaun Ryder se cabreó, soltó un Fuck Paris y se sentó delante de la batería. Bez y la cantante femenina bromeaban y la normalidad llegó unos minutos después, aunque Ryder ya estaba de malas pulgas.
Reverend Black Grape con una desgana increíble y Loose Fit, donde Ryder volvió a sentarse, cantaba pero pasaba de todo, un par de comentarios “volvamos a los 80”, “con Bez no podreís, es como un dios” y... Hallelujah, la sala se venía abajo, yo me emocioné, Ryder se levantó e incluso hacía palmas. Bez jugueteaba con el trasero de la cantante y la gente seguía subiéndose al escenario.
La brillante interpretación de mi tema favorito de los mondays me hace perdonar lo que hicieron después. Jellybean fue el único tema del nuevo disco que interpretaron, Ryder se refirió a el como su favorito del mismo. Bez cogió el micrófono, grito "Fuck da Police", Ryder comentó con tono ácido “lleva diciéndo esa mierda desde que tenemos 18 años”. Step On, a la mitad de canción el jodido protagonista de las leyendas más desternillantes de la movida de Manchester se iba cabreadísimo, gritando que las voces no sonaban bien. Sin bises, con el público enfadado tirando de las cortinas del recinto y destrozándo el mobiliario. No llegó a hora y media, yo me dí por satisfecho, aunque la pataleta no estaba justificada y fue una forma fácil de coger el dinero e irse, sin tocar 24hour party people, mad cyril, in the name of the father o kelly’s heroes. Un Kentucky Fried Chicken y para casa. Fue digno, fue caótico y salvaje, fue un puto concierto de los Happy Mondays.
por Med Vega (twistin’ my melon man)
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