Como todo buen fanzine, Serie B se caracteriza por ciertos desajustes e imperfecciones. El caso es que este disco apareció en el mercado nacional la campaña pasada, pero nuestra ignorancia para con los engranajes de la industria musical es tal, que el último álbum del señor Victor Chesnutt pasó totalmente desapercibido. Es por ello que tomo la iniciativa ante tal despropósito, no sin titubeos, aunque tranquilo por el aval que supone referirse a esta joya. Una joya de esas que celosamente disfrutamos en soledad, cuando nadie está mirando.
Pero pongamos un poco de concierto y empecemos por el principio. Vic Chesnutt debutó en 1990 auspiciado por Michael Stipe (R.E.M.) y lleva desde los 18 postrado en una silla de ruedas por culpa de un accidente de tráfico, lo cual, en vez de alejarlo de su guitarra acústica, provocó que esta se convirtiera en un anexo de sí mismo, una prolongación de sus manos.
Al contrario de lo que pudiera parecer, Vic Chesnutt no es un cantautor ensimismado e inmerso en la autocompasión. ¡Qué va! por suerte es poseedor de un poderoso sentido del humor (como bien pudieron comprobar Zeta y Med. en los ciclos de Pop-Rock en Granada).
Para este disco, el bueno de Vic se marchó a Montreal, en concreto a los estudios Hotel2Tango, propiedad de los hippies de Godspeed You Black Emperor. A priori, juntar al folksinger de Florida con un escuadrón de guerrilleros del post-rock, se presume un acto de valentía del que es culpable el cineasta Jem Cohen.
North Star Deserter es un disco creado alrededor de la inspiración de Nina Simone, de la que versionan una "Fodder on her wings" que se ajusta al discurso, generalmente triste, a la perfección. Triste porque pese a tener destellos luminosos, estos remiten a añoranzas de juventud ("Splendid", "Over", "Rustic City Fathers") volatilizadas por el paso del tiempo al igual que el sol deja paso a la noche de forma irremediable.
Vic se instala más allá de lo meramente terrenal con humor ("You are never alone"), con sinceridad (apabullante "Debriefing") y sobre todo con canciones. "Everything I say", vale por sí sola más que cualquier par de discos de Lambchop.
Te queremos Vic. Quédate entre nosotros.
Pero pongamos un poco de concierto y empecemos por el principio. Vic Chesnutt debutó en 1990 auspiciado por Michael Stipe (R.E.M.) y lleva desde los 18 postrado en una silla de ruedas por culpa de un accidente de tráfico, lo cual, en vez de alejarlo de su guitarra acústica, provocó que esta se convirtiera en un anexo de sí mismo, una prolongación de sus manos.
Al contrario de lo que pudiera parecer, Vic Chesnutt no es un cantautor ensimismado e inmerso en la autocompasión. ¡Qué va! por suerte es poseedor de un poderoso sentido del humor (como bien pudieron comprobar Zeta y Med. en los ciclos de Pop-Rock en Granada).
Para este disco, el bueno de Vic se marchó a Montreal, en concreto a los estudios Hotel2Tango, propiedad de los hippies de Godspeed You Black Emperor. A priori, juntar al folksinger de Florida con un escuadrón de guerrilleros del post-rock, se presume un acto de valentía del que es culpable el cineasta Jem Cohen.
North Star Deserter es un disco creado alrededor de la inspiración de Nina Simone, de la que versionan una "Fodder on her wings" que se ajusta al discurso, generalmente triste, a la perfección. Triste porque pese a tener destellos luminosos, estos remiten a añoranzas de juventud ("Splendid", "Over", "Rustic City Fathers") volatilizadas por el paso del tiempo al igual que el sol deja paso a la noche de forma irremediable.
Vic se instala más allá de lo meramente terrenal con humor ("You are never alone"), con sinceridad (apabullante "Debriefing") y sobre todo con canciones. "Everything I say", vale por sí sola más que cualquier par de discos de Lambchop.
Te queremos Vic. Quédate entre nosotros.
Por Sithbass
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