GIANT SAND - proVISIONS
(Yep Roc, 08)
A estas alturas de la vida no hace falta presentar a Giant Sand. Más de 15 discos en el mercado como aval para convertirse en uno de los mejores valores del sonido country-rock, acaso el más infravalorado.(Yep Roc, 08)
Su líder, Howe Gelb, ha tenido que superar más de mil escollos para llegar a ser quien es: uno de los mejores compositores norteamericanos de lás últimas tres décadas. Hace unos años sus compañeros de viaje abandonaron el barco para dar forma a Calexico y esto, en lugar de amedrentarle, le hizo más fuerte.
Y en pleno 2008, después de dejar el Tucson de sus amores y mudarse a Dinamarca, vuelve a editar nuevo disco.
Pese a presumirse agotado su proyecto de toda la vida, sin nada que reivindicar, y con una envidiable carrera en solitario despúes de su Sno' Angel like you de 2006, vuelve, terco que es, a desempolvar la marca GS para ofrecernos más de lo mismo.
Si el autor dice estar algo descontento con su anterior Is all over the map, que a nuestro juicio era un cajón desastre realmente disfrutable, no parece cambiar demasiado la fórmula en esta nueva entrega. Esto es: canciones áridas, paisajes desérticos, pianos exquisitamente descuidados, olor a tequila y viajes abrasivos a lo largo de la ruta 66. La única novedad radica en un creciente afán por experimentar y desfasar al modo del Captain Beefheart menos cabal, aunque en la piel de alguien que tiene mucho menos de pretencioso, y más de humano (aunque tampoco sea precisamente un encanto en persona, ¿verdad amigo Groovie?).
Si destacamos la versión de "Desperate kingdom of love" de su amiga PJ Harvey (que le viene al dedillo) puede dar la impresión que se trata simplemente de otro disco más. ¿Anecdótico, quizá? Ni en broma, Howe se toma lo suyo muy en serio y cada paso que da, sea por necesidad o inercia, no estará exento de buena mierda. Eso seguro.
Y en este proVISIONS, lleno de colaboraciones (desde M. Ward a Isobel Campbell, pasando por Neko Case), todas ellas justificadas y perfectamente ensambladas en la máquina Giant Sand, no hay ni rastro de paja. Es más, diría que Howe se siente más a gusto que nunca, con una banda impecablemente sumisa a su bastón de mando, escribiendo canciones que parece que siempre han estado ahí y que, de algún modo, suenan tan frescas como extrañamente necesarias.
Aun siendo un buen disco para adentrarse en el universo Giant Sand, la banda seguro seguirá pasando desapercibida para la gran mayoría.
Para quienes hemos crecido al amparo de su música, por contra, se convierte en uno de los acontecimientos del año y en otra pieza imprescindible para entender los secretos más inconfesables de la música de raices de los Estados Unidos.
Por Zeta
Dibujo por Zeta
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