THE SOUNDTRACK OF OUR LIVES
Communion
(Yep Roc, 09)
Communion
(Yep Roc, 09)
4 años nada menos hace que no publicaban nada Ebbot Lundberg y compañía. Huérfanos de los Hellacopters, la mejor banda sueca de los últimos tiempos viene cargada de otro buen arsenal de canciones.
Ya se presentaron, hace casi quince años, con un debut que necesitaba dedicación y paciencia, con un total de 20 piezas. Ahora regresan con Communion, que -no teman por la desafortunada portada con Leticia Ortíz- incluye 24 y, como deben saber los que conocen su trayectoria, no hay un paso en falso.
A sentarse y escuchar, pues.
Con los tiempos que corren puede parecer descabellado publicar un doble disco, más si no es un directo (esa época ya pasó hace años) y peor aún si no viene con su correspondiente dvd o demás timos, a mi juicio, para engordar las cuentas de las majors.
Nada que ver con lo expuesto en Communion, que pretende ser precisamente eso, una celebración en comunidad con el público fiel a su música. Toda una ceremonía presidida por Lundberg y sus chicos, con velas, incienso, algún humo extra procedente de la quema de psicotrópicos, por qué no decirlo, y oraciones en formato de soleados cantos psicodélicos a la vida.
Communion es un doble sólido que aglutina todos los ingredientes para convertirse en un imprescindible en la carrera de los Soundtracks: no hay devanéos ni excesos instrumentales, sólo guitarras vibrantes (como en la incial "Babel on", ¡vaya coplón para empezar!), bonitaas tonadas acústicas perfectamente guiadas por la dulce voz del gran Ebbot ("Second life reply", "Sons of the ocean", "Lifeline"), rocanroles a la manera de los mejores Rollings ("Thrill me", "Distorted child" ), arreglos preciosistas sin idas de olla , reminiscencias de sus -nuestros- amados Pink Floyd ("Just a brother", "Without warning"), e incluso una renovada versión de la bella "Fly" del malogrado Nick Drake, grandes canciones todas, sin excepción (más ejemplos: "Lost prophets in vain", "Universal Stalker", "The Passover"...).
No hay en el disco nada que no hayan ofrecido anteriormente, diría que casi por suerte para nosotros. Lo realmente elogiable es que resuelvan la arriesgada apuesta del doble con total garantía.
La segunda mitad es la prolongación de la primera, aún así, se pueden escuchar perfectamente por separado. Sin embargo, cuando acaba el primer compacto no se me ocurre otra cosa que seguir con el siguiente, quieres seguir escuchándoles y hasta que no paran de sonar y echas un vistazo al reloj no eres consciente de la duración de Communion. ¡Bravo!
Me niego a reconocer lo que apuntan en uno de los cortes, "Everything beatiful must die". Lo precioso no debería morir. Me niego a aceptar que la fábrica de The Soundtrack of our lives deje de exportar sus perlas en bruto, aunque tengan que pasar otros 4 años para recibir su nuevo paquete.
Por Zeta
Ya se presentaron, hace casi quince años, con un debut que necesitaba dedicación y paciencia, con un total de 20 piezas. Ahora regresan con Communion, que -no teman por la desafortunada portada con Leticia Ortíz- incluye 24 y, como deben saber los que conocen su trayectoria, no hay un paso en falso.
A sentarse y escuchar, pues.
Con los tiempos que corren puede parecer descabellado publicar un doble disco, más si no es un directo (esa época ya pasó hace años) y peor aún si no viene con su correspondiente dvd o demás timos, a mi juicio, para engordar las cuentas de las majors.
Nada que ver con lo expuesto en Communion, que pretende ser precisamente eso, una celebración en comunidad con el público fiel a su música. Toda una ceremonía presidida por Lundberg y sus chicos, con velas, incienso, algún humo extra procedente de la quema de psicotrópicos, por qué no decirlo, y oraciones en formato de soleados cantos psicodélicos a la vida.
Communion es un doble sólido que aglutina todos los ingredientes para convertirse en un imprescindible en la carrera de los Soundtracks: no hay devanéos ni excesos instrumentales, sólo guitarras vibrantes (como en la incial "Babel on", ¡vaya coplón para empezar!), bonitaas tonadas acústicas perfectamente guiadas por la dulce voz del gran Ebbot ("Second life reply", "Sons of the ocean", "Lifeline"), rocanroles a la manera de los mejores Rollings ("Thrill me", "Distorted child" ), arreglos preciosistas sin idas de olla , reminiscencias de sus -nuestros- amados Pink Floyd ("Just a brother", "Without warning"), e incluso una renovada versión de la bella "Fly" del malogrado Nick Drake, grandes canciones todas, sin excepción (más ejemplos: "Lost prophets in vain", "Universal Stalker", "The Passover"...).
No hay en el disco nada que no hayan ofrecido anteriormente, diría que casi por suerte para nosotros. Lo realmente elogiable es que resuelvan la arriesgada apuesta del doble con total garantía.
La segunda mitad es la prolongación de la primera, aún así, se pueden escuchar perfectamente por separado. Sin embargo, cuando acaba el primer compacto no se me ocurre otra cosa que seguir con el siguiente, quieres seguir escuchándoles y hasta que no paran de sonar y echas un vistazo al reloj no eres consciente de la duración de Communion. ¡Bravo!
Me niego a reconocer lo que apuntan en uno de los cortes, "Everything beatiful must die". Lo precioso no debería morir. Me niego a aceptar que la fábrica de The Soundtrack of our lives deje de exportar sus perlas en bruto, aunque tengan que pasar otros 4 años para recibir su nuevo paquete.
Thrilss me
The Passover
Por Zeta
No hay comentarios:
Publicar un comentario