martes, 22 de junio de 2010

DISCOGRAFÍA RECOMENDABLE. WOVEN HAND

WOVEN HAND
The Threshingfloor

(Glitterhouse Records. , 2010)


El pasado mes de mayo nos trajo un nuevo trabajo del hijo del reverendo, obra que representa una nueva muesca en su bastón y que no hace otra cosa que afianzar una más que sólida carrera en la que no hay paso en falso.

David Eugene Edwards deja de lado la contundencia de Ten Stones, que no el poderío, y vuelve a la carga con un disco más acústico y repleto de influencias folkies de lo más variopintas, desde cantos tribales de los Apalaches hasta sonoridades de Europa del Este pasando incluso por ecos de clara influencia árabe. Todo un rico tapiz sónico que funciona a las mil maravillas junto a la angustiada voz del bueno de Edwards, capaz de entonar plegarias con una pasión desbordante. Mención de honor a las labores rítmicas de Pascal Humbert (bajo) y Ordy Garrison (batería) que cumplen como nunca, capaces de descargar tormentas inapelables. Acojonante el trabajo de estas dos fieras.

Puede que mi objetividad para con este grupo sea similar a la que Joan Gaspart le profese al FC Barcelona, pero se han ganado sobradamente mi devoción y más allá del fervor extremista de fans obsesionado, temas como el que da título al disco, "His Rest" o "Raise Her Hands" por citar tres son más que sólidos argumentos a favor del hijo del predicador Edwards. Tres joyas prácticamente sublimes que formarían la punta de lanza en una obra homogénea, densa, pantanosa, desafiante y oscura.

Quizás el tema inicial, "Sinking Hands" y el final "Denver City" son los que menos me dicen, no por no ser buenas composiciones que lo son, de hecho el primero funciona bien como introducción al concepto sonoro del disco mientras que el tema que cierra es un trallazo folki-dance socarrón si se me permite la parida, en la que DEE incita a mover el esqueleto. Como final también tiene mucho detalle, al ser algo completamente alejado de lo que habitualmente esta gente hace y queda divertido, tampoco es para ponerse las manos en la cabeza, podríamos decir que es el "I Ain’t Hiding" de Wovenhand.


Pero la chicha, para el que escribe está entre esos temas, esas guitarras crujientes que se pasean por "The Threshingfloor" canción o "A Holy Mesure", esos cantos endemoniadamente celestiales, esos pozos negros que se adivinan en cada surco del vinilo, esos sonidos de otra época y lugar que desafían el espacio-tiempo.

El disco también incluye una versión, "Truth", original de New Order. Edwards ya se había atrevido con versiones de Joy Division, una de sus claras influencias, así podemos encontrar una maravillosa revisión del "24 hours" en el doble directo Live March 2001 de los 16 Horsepower y sin ir más lejos en el pasado Festival Azkena comenzó su actuación con un "Heart and Soul" apabullante pese al lastre del sonido, capado en uno de los 2 micrófonos que normalmente usa en sus conciertos. Volviendo a la versión, se trata de una recreación arrebatadora y para un servidor muy superior a la original y eso es decir bastante a favor de esta buena gente.
Un artista completamente único que posee un talento inigualable hoy en día para transmitir una turbia agonía, desesperación y también muchísima belleza. Alabado sea el hijo del predicador Edwards.

Es obligado citar que a principios de año, Edwards, formó parte de un disco tributo a Jeffrey Lee Pierce, el que fuera líder de los imprescindibles The Gun Club. Tributo que es una absoluta pasada y que se realizó a partir de canciones inéditas del desaparecido artista angelino y contando con nombres tan ilustres como impregnados de su espíritu: Nick Cave, Mark Lanegan, Debbie Harry, Lydia Lunch, Mick Harvey, The Sadies, The Ravenottes y por supuesto David E. Edwards, acompañado en uno de los temas, "Just Like a Mexican Love", por los interesantísimos Crippled Black Phoenix. Como curiosidad Edwards y Cave hacen sendas relecturas de "Ramblin’ Mind" y es harto interesante ver los matices y las diferencias interpretativas de ambos, no hay que olvidar que a Edwards se le ha comparado hasta la saciedad con el indómito Cave, que también participa en 2 canciones, en la otra acompañado por Debbie Harry. En resumen no se trata del típico disco tributo, sino de una obra realizada con cariño y sentido común en memoria de un artista que bien merece tener presente.




Por mED Vega (Phosphene dream en el horizonte)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto es folklore y no el bigote de la Pantoja!